Huella y presencia (tomo V)

Hl' ELIA Y l'R~~<;ENCIA V a veces insensiblemente, a la erudición exagerada. Como todo en medi- cina debe irse a un adecuado equilibrio. Houssay ha dicho recientemen- te que "la erudición excesiva, que sobrecarga la mente, puede ser un estorbo para e l pensamiento y la originalidad, pero es menos peligroso que la ignorancia y la falta de información al día, ya que pueden causar el error de trabajar en problemas que ya han sido resueltos o de descu- brir lo que ya es conocido". Las responsabilidades del médico internista tanto frente al enfermo como ante la propia medicina, lo obligan a avanzar más allá de la cpltura médica estricta. Creemos necesario ir a un humanismo ponderado de calidad refi- nada. La medicina, según Hipócrates, es la más humana de las actividades del hombre. El médico debe estar informado de los hechos esenciales de la filosofía, de la literatura, el arte y la historia. Es indispensable comprender el significado del tiempo en-que se vive. En este sentido queremos destacar la importancia del estudio de la historia de la medicina, es decir, hacer e l análisis de la evolución del pensamiento médico. Siempre ha existido una cierta inquietud por este género de estudios; pero, en las últimas décadas se ha ensanchado mucho esta preocupación. La literatura al respecto es ya de g ran importancia. La documentación actual es de enorme valor y paradójicamente, la historia de la medicina ha sido ya considerada como una especialidad más dentro de la medicina. "Leer y releer la historia de la medicina, ha dicho Marañón, es indispensable al médico para no perder la cabeza, para no engreírse pensando que ha tenido la suerte de vivir en esta época de la ciencia, para acoger con prudencia los nuevos avances"; y des- pués, agrega: "nada serena el ánimo y aclara las dificultades de la investiga- ción médica, como el estudio de lo que fue", Para una exacta formación del médico en esta segunda mitad del siglo xx, cuando la medicina ostenta sus más grandes progresos, es absolutamen- te indispensable.junto al arte, a la ciencia y a la técnica, tener una clara idea acerca de lo que puede llamarse la herencia de Hipócrates. Hipócrates llevó la medicina a un rango muy alto y todo lo que el pensa- miento griego tiene de noble, de auténtico y profundo lo incorporó al saber médico. Era, sin duda, un genuino representante de lo que Heródoto, su contemporáneo, llamó "la raza griega que se distingue hace ya mucho de los bárbaros por ser más inteligente y más emancipada de los absurdos". Cuando la medicina se ejerce con amor, cuando se procura comprender e n qué consiste la enfermedad y cómo responde el organismo, cuando se mira al enfermo con el respeto que merece un ser humano atenazado por el dolor, se siente, como una fuerza viva y poderosa, la necesaria presencia de Hipócrates. "Calmar el dolor es obra de dioses". 26

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