Huella y presencia (tomo V)

YO, EL ALUMNO. Por Ricardo Sánchez. Kl Nl•~•m" >l.oc ;o "El elemento nacido del dolor busca una salida triunfante que no reniega en la altura su origen trastornado por la tristeza". P,1m.o Nuw1>A. CoNNJ•:m QUJc 111, v1vmo. Todo esto podría plasmarse en la imagen de un atardecer. En la poderosa silueta de aquella alma naranja, púrpura y amarilla Escabulléndose entre los dedos nubosos de la atmósfera, pareciendo Descender secretamente hasta alojarse palpitante En las cavidades impronunciables del cerro Renca, Pirámide y humilde corona de ciertas poblaciones descoloridas Que se adhieren, a sus faldas Como delgados hilos de madera húmeda y triste. En este melancólico escenario decantaron mis primeros días de Universidad, Suqiergido en las más básicas y palpables contradicciones mundanas. Situado y a la expectativa, contemplando Desde sus majestuosos pórticos Centenares de ocultaciones solares, distantes meridianos Remolinos de hojas disipando el tiempo. Bastó esa figura de fuego para sentirme desierto, para sentirme completamente Alejado del todo, Para notar una calidad de burbuja, una desesperanza transitoria comprimiendo Mi garganta Como quien intentara cortar con sus dedos el tallo de un trébol. No pretendo naufragar en lo breve Ni en lo preciso de un recuerdo, fechas, u evocaciones establecidas. Más bien pretendo retratar tus ojos Como si fuesen dos lunas de un frío amanecer urbano Que de pálido aroma, tiñen la escarcha del camino Al borde de aquellas vías semejantes a heridas gigantescas Mal cicatrizadas y aún sangrantes. 205

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