Huella y presencia (tomo V)

Hl' El.l.A Y l'RViE:-C:IA V La experiencia, reiteradamente confirmada, muestra que este período es d e gran trascendencia. Según e l criterio d ominante de hoy, esta etapa no es conveniente realizarla en forma paralela con el estudio del enfermo. No es éste, sin embargo, un crite rio unive rsal. Algunas escuelas médicas combi- nan e n un mismo periodo ambas e nseñanzas, es decir, las ciencias del hom- bre no rmal , las básicas y las pre clínicas, junto con clínica elemental. La medicina y la vida médica se hacen cada día más densas y com- plejas. Las respo nsabilidades se acentúan de una manera j ncesante. El tiempo actual parece más breve, más rápido y, aún, vertiginoso, Sin em- bargo, nunca el médico debe es tar más premunido de conocimientos y de expe riencias. Cada día se 1·eclama más de la medicina y de los médi- co s, y, por otra parle, nunca la medicina ha llegado a atraer con mayor fuerza a quien se dedica a ella. La medicina e n su desarrollo histórico muestra un constante camino de superación y de perfeccionamiento. Pero en los últimos treinta años, los cambios son tan substanciales que se hace n ecesario poner énfasis en los hechos fundame ntales. A la transformación de la vida actual, ha correspon- dido, como ha ocurrido en todas las épocas, una honda modificación en la práctica, la orientación y e l propio sentido de la medicina. Una de las razo- nes que nos han movido a ordenar estas ideas ha sido el haber vivido en el más íntimo contacto con esta trnnsformación. Sin duda, se vive un largo momento crucial. Pero, no tenemos e l menor temor que los caminos futu- ros puedan restar a la medicina su valor, su solidez, su importancia y que nada pueda quitarle a su estudio un encanto sobrecogedor. Pensamos que la personalidad del médico la integran , íntimamente uni- dos, como una configuración única, dos e lementos básicos. El primero es su competencia científica y técnica, la cual debe llegar al más alto grado posi- ble . El segundo está representado por un conjunto de cualidades de diverso orden , entre las cuales destacamos su conducta moral, su sentido humano, la comprensión en un nivel justo de los problemas del paciente, el u·ato, la tolerancia, la bondad, y, además de todo esto, el grado de su cultura, es decir, un refinamiento individual en las ideas generales acerca de la filoso- fía , la literatura, la historia y el arte. Así, sobre la estructura de una base estrictamente médica, se hace necesario agregar algo como una superes- tructura de carácte r espiritual. Es como un conjunto de movimientos de la esfera intelectual y afectiva, sometidos al control de las emociones. De esta manera se configura la personalidad del médico. 22

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