Huella y presencia (tomo V)
1-fU\ I.IA Y l'IU~~E:-:CIA V Yo no quise pe rder mi oportunidad de trabajar por un tiempo en Yale y, como consecuencia, quedé "varado" irreversiblemente en este país. Esta obstrucción administrativa, cuya interpretación precisa la dejo a la imagina- ción d el lector, impidió e l recibo de glándulas de L. laeta. Para proseguir había que buscar un proyecto en el lugar. Entre los posibles proyectos financiables e n el laboratorio había uno muy desafiante , si bien un tanto ambicioso pa ra la época. Estábamos interesados en fundamentar, en té rmi- nos d e función proteica, la hipótesis d e que cuando los núcleos resultantes de la división del núcleo prima rio de un huevo fecundado llegan a su perife- ria las células resultantes que se generan alrededor de e llos pierden su capa- cidad d e ser to lipotenciales, es decir, su destino de desarrolló queda marca- do y sólo puede n convertirse en un tipo único de célula. Para cumplir con este obje tivo e ra necesario aislar específi camente prote ínas localizadas e n la periferia de un huevo, los llamados factores de de te rminación. Para ello , pensamos e n "atarlas" químicamente pa ra evitar su difusión independiente y su mezcla posterior con proteínas más internas. Esto se lograría utilizando reactivos especiales conocidos como reactivos d e entrecruzamiento . Du rante un tiempo estuve pensando e n una síntesis orgánica que nos diera un compuesto e n trecruzador que cumpliera con nuestros requisitos hipotéticos. Casi la totalidad de los agentes d e entrecruzamiento tenían la desventaja de no ser estrictamente reversibles. Una vez realizada la reacció n las prote ínas entrecruzadas se podían recuperar para su estudio rompiendo químicamente e n el medio del puen te químico introducido en vez de des- hacer las uniones covalentes d el puente con las proteínas a nivel de sus extremos. Esto dejaría las prote ínas químicamente modificadas en el sitio de la reacción con la proteína, lo que podría inactivar su función , que era precisamente e l objeto de estudio. Afortunadamen te, vino a mi memoria e l concepto de catálisis ácida in tramolccular que, aplicado a este caso particu- lar, me pe rmi tiría recuperar la proteína original intacta. Me dediqué pues a imaginar la síntesis orgánica d e un compuesto que tuvie ra en su estructura dos regiones como cen tros de entrecruzamiento, donde se inducir ía en u na segunda e tapa la catálisis ácida, ya que se reque ría un entrecruzamiento reversible de la proteína. Durante este esfuerzo hice e l afortunado hallazgo en la lite ratura de un compuesto que ya estaba e n el mercado y que cumplía potencialmente con nuestros requisitos. Su uso era muy lejano a lo que no- sotros queríamos hacer. ¡Estaba propuesto como un estabilizador d e estruc- turas laminadas e n naves espaciales! Quedé muy complacido después de demostrar expe rimentalme nte que este era el primer entrecruzador reve rsi- ble aplicable a cualquier tipo de proteína. Fue para mí una exp eriencia muy positiva mi estada e n e l laboratorio de Richards. Pese a que é l se encontraba disfrutando de un año sabá tico y rara- mente era visible, me impresionó como un cien tífico con una imaginación ilimitada y la osadía de penetrar campos con los cuales no estaba familia riza- do. A esta cualidad se unía un deseo de alen tar a sus colegas y colaborado- 186
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