Huella y presencia (tomo V)

1-ll "EI.IA Y PRl~~ENCIA V muchos aspectos y me entristeció enormemente su partida prematura. Equipado e n parte con conceptos de lógica y su aplicación a la construc- c ión de teorías, la preocupac ión recurren te por el mi st e rio de la fundame ntación de las fó rmulas d e compuestos orgánicos empezó gradual- mente a d esvanecerse. Este proceso d e clarificación llegó a un nivel crítico cuando leí algo escrito por el lógico y biólogo inglés J. H. Woodger: "Una fórmula química no es nada más que un resumen de miles de operaciones experimentales". En esta forma s imple se refería a una integración sistematizada yj erárquica d e múltiples observaciones que sugieren, por in- ducció n , generalizaciones y éstas a su vez nuevas hipótesis o teorías formales de las cuales es posible inferir nuevas observaciones y generalhaciones, con- formando un proceso piramidal. En el proceso científico la observación de la natura leza es el paso inicia l. La observación , mediada inicialme nte por los sentidos y complementada por los instrumentos, conduce a imaginar situaciones posiblemente obser- vables que no se dan espontáneamente. Es la base de los experimentos. En todo esto no hay reglas ni teoremas. Es una actividad propulsada por lo que se llama in tuición y se asemeja a la creación artística. Por otra parte , la química se desarrolló rápidamente e n un período que coincidía con el mo- vimie nto romántico o su s estragos temporales inmediatos. Esto me su- giere que las caracte rísticas culturales, especialmente las filosóficas, de l ro- manticismo arrastraron consigo al mundo cie ntífico y configuraron las con- dicio nes favorables para la gestación de la ciencia química. Por ej emplo, entre los rasgos del romanticismo hay un rechazo d e la medida de lo o bser- vable y un 1·eemplazo de esto por lo inconme nsurable. Hay un apogeo de las ciencias del espíritu e interés por lo velado, el "más allá" y los temas de la muene. La química enfocó sus esfuerzos en a rmonía con esos ma tices ro- mánticos e n el estudio de lo invisible. El químico no veía el oxígeno del aire ni el anhidddo carbó nico que exhalamos. Su existencia se postulaba por sus efectos, tales como los de los gases sobre la balanza que permitiera la funda- ció n de la química moderna por An toine Lavoisier. El pensamiento estrictamente racional y analítico característico de la Ilustración de los siglos diecisiete y dieciocho fue reemplazado durante la e ra romántica por una escue la de ideas mucho más libre, de alta base intuitiva y con miras a grandes síntesis intelectuales. Un caso ilustrativo trascenden- tal fue la síntesis de la urea a partir de otras substancias químicas realizada por Friedrich Wóhler e n 1828. Además d e significar un aporte inestimable a la metodología química, este logro tuvo el mérito generalizador de pavi- mentar el terreno para e l abandono de la doctrina vitalista. Según ésta, pro- ductos de un o rganismo vivo, tal como la urea, sólo podrían gene rarse con la ayuda de "fuerzas vitales" no suministradas por otrns compuestos. Un ex- perimento generó así un universo de posibilidades. Este espíritu de evasión de reglas racio nales estrictas tiene como exponente la p ersonalidad de Jacobus Henricus van't Hoff. Para é l, un uso libre d e la imaginación desem- 178

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