Huella y presencia (tomo V)

DR. GER,\RDO SuAREZ médico, después de ver a muchos médicos tratar a miembros de mi familia , pues llegamos a ser 9 hermanos. Es la tendencia imitadora de los niños. Contribuyó también una presión social o tradicional a mi ingreso a Medici- na. La carrera de medicina se concebía como el d estino unive rsitario de aquéllos que habían sido buenos alumnos d urante los estudios secundarios. De una forma gene ra l los estudios de medicina me atrajeron más que otros por la opor tunidad que ofrecían para recorre r una amplia gama de materias p ertenecientes a la biología, la física, la química y las ciencias del comporta- mien to humano. Sus aplicaciones a una dive rsa tecnología me darían h e rra- mientas para conu-ibuir a la felicidad de hombres y muj e res. Me gustaron mucho los ramos básicos, especialmente, en el primer año , física y química. El Profesor Luis Ccrutti, d e química, nos reveló las bases lógicas de la construcción de los conceptos fundamentales de la química, haciendo breves incursiones a la físico-química y recurriendo a la narrativa de los desarrollos históricos. Así fue para mí fácil asimilar los conceptos y constituyó un paso crítico en mi maduración, ya que contribuyó a una supe- ración d e la química liceana que, aunque me gustaba mucho y me pareció desde el punto de vista linguístico, muy útil, sintáctica y lógica, carecía d e profundidad semántica. En suma, era una química de papel. Cuando el pro- fesor Cerutti ingresó e n el campo de la química orgánica, sus parlamentos adoptaron nuevamente el semblante puramente linguístico, sin material ex- perimental subyacente. Llegaban directamente a la me ta de l esfuerzo inqui- sidor químico sin mostrar los caminos llenos de penuria que conducían a tal me ta. Tal vez, dentro de un currículum para futuros médicos, eso bastaba. La física médica, a cargo d el Dr. Gustavo Méndez, la e ncontré muy entre- tenida. Era una mezcla de exposiciones descriptivas de fenómenos tratables a base de fórmu las matemáticas desarrolladas por otros, los físicos. No se intentó entrenarnos e n el arte y la ciencia de la generación de hipó tesis y, e n forma más exte nsa, de las teorías que explicaran d e la manera más sim- ple los hechos observables, permitie ndo así derivar las fórmulas. Sin emba1~ go, el material d el curso incrementó mi bagaj e d e información requerido para entende r las expli caciones d e los fenómenos tratados e n otras discipli- nas médicas básicas como la fisio logía, la bioquímica y la bio logía celulai·. La bio química del segundo año me pareció la disciplina más cercan a a proveer explicaciones formales generalizado ras para toda la biología. El pro- fesor titular de entonces, Dr. Eduardo Cruz-Coke, se nos presentó solame n- te cuatro veces durante el curso. No pudo adentrarse en los detalles de nin- gún tópico particular, pero nos ofreció inspirados deste llos fugaces de epis- temología, como en su ilusu-ación del método experimental con una frase como: "la bioquímica reemplazó la balanza de los químicos antiguos con el espectrofotómetro para "pesar" los compuestos químicos". Entre sus cola- boradores e l profesor Dr. Julio Cabello, después director de l Instituto de Química Fisiológica y Patológica, sede de la Cátedra de Bioquímica de ese entonces, ayudó a los docentes e investigadores en formación , aconsejando 175

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