Huella y presencia (tomo V)

DR.JoR<a•: L\sso m: L•\ VEGA da cerca de la Iglesia de San Francisco, para celebrar e l acontecimiem o. Comimos locos con mayonesa y un buen vino blanco. En esos t iempos no existía uno que ahora llaman bigoteao. Ya en Panamá tuvimos cuatro hijos, tres varones y una niña, la última. Decidimos hacer un último intento después de tres varones consecu tivos y nos resultó. Mi he rmano, e l a nestesiólogo, lo intentó después y se quedó con cuatro varones. El segundo de nuestros hijos nació e n Chile e n el año 1965, para e l te rre- mo to: Chileno y terremoteao. Después de escudriñar e n e l baúl de mis recuerdo y repasar todos aque- llos a1i.os maravillosos, me ratifico en que Chile me proporcionó muchas cosas: p rofesió n, esposa, hijo, familiares y amigos. Pero sob re todo, afecto. Los chile nos y chilenas, como se estila decir ahora, supieron hacerme expe- rimentar ese sentimiento de fra ternidad , ofreciendo una pala bra de aliento siempre oportuna o, e n ocasiones, sólo e l gesto d e amistad, incluso sin pa la- bras, pero siempre reconfortan te. He tratado, d entro d e mis posibilidades, ele retribuir lo que recibí de mis maestros e n Chile, intentando reproducir, con mis alumnos, aquella meto- dología pedagógica que usaron conmigo. Lo he e nsayado y lo seguiré util i- zando, con futuros especialistas e n Gineco-Obstetricia y con estudiantes ele medicina, como Profesor Titular de la Cátedra ele Ginecología ele la Escuela d e Medicina de la Unive rsidad de Panamá En Panamá es indispe nsable la realización de d os años ele In ternado rotatorio antes de obtar por la idoneidad profesional. Desd e e l inicio de mi internado, al volver de Chile, noté cierto grado de aprecio y reconocimien- to por parte de mis superiores inmediatos. El delegarme funciones y penni- tirme realizar procedimien tos reservados para otros niveles de mayor expe- riencia, no sólo incrementaba mi confianza sino que hacía evidente que mi formación y capacidad médico-quirúrgica e ra, no sólo adecuada, sino tam- bién reconocida. En menos tiempo que el ha bitual, e n comparación con e l resto de los internos graduados en otras universidades, yo estaba realizando operacio- nes mayores y presentando casos e n las reuniores departame ntales. Puedo asegurar que esta diferencia no fue fruto de mi mayor capacidad intelectual o simpatía pe rsonal, porque fue algo que sistemáticamente se repitió con el resto de los médicos, familiares míos o no, que sucesivamen te siguieron llegando a Panamá graduados e n Chile (desafortunadamen te por corto tiempo). Había una d iferencia bien marcada entre aquel grupo de "chile nos" y los otros, procedentes del resto de las Un iversidades, incluso la d e Panamá. Estoy con vencido d e q ue e l habe r podido realizar, como estudian te, la mayoría de las actividades propias de un médico, influyó favorable y defini- tivamente e n toda mi vida profesional. Debo agradecer a mis padres, que se sacrificaron para propo rcionarme 171

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=