Huella y presencia (tomo V)

HUELLA Y PRESENCIA V sas a su vista, pero conservan muy poca armonía con los fenómenos presen- tados por la naturaleza. Al expresarme en estos términos no es mi intención verter insultos contra los trabajos intelectuales de hombres dignamente ilus- tres, sino presentar a ustedes los asuntos de la profesión en su verdadero punto de vista. No se necesita más que abrir cualquiera de las obras nosológicas que tenemos, la de Sauvages, Vogel, Pinel, Cullen, o la del Dr. Good, que es la más moderna, y compararlas con lo que se ve en la práctica diaria para percibir al primer golpe de vista su grande imperfección. En la nosología metódica de Cullen sólo se encuentran más de 150 géneros dife- rentes de enfermedades, y éstos, a su vez, divididos en casi igual número de especies. Si fuésemos a seguir estas obras enteramente, el p¡tudio de la Medicina sería interminable, y la vida más prolongada, demasiado corta para su comprensión. Afortunadamente las dolencias que afligen a la humani- dad, aunque numerosas en nombre, son pocas en realidad, porque más se diferencian en sus situaciones que en su naturaleza, y ésta era la opinión del inmortal Hipócrates, que dijo: Omíunmorbomm unusetídemmodusest;locus vero ípse, dífferentíam facít. Pero, a fin de metodizar nuestros trabajos, es pre- ciso que adoptemos alguna obra nosológica, y me parece la de Cullen me-'.- nos defectuosa que cualquiera de las otras. El método que pienso seguir en este curso es el siguiente: Dividiré las enfermedades en dos clases: en la primera trataré de las enfermedades agu- das y subagudas, y en la segunda, de las enfermedades crónicas. En mi lectu- ra sobre cada enfermedad, consideraré en primer lugar las causas remotas; en segundo, los síntomas; en tercero, la anatomía mórbida; en cuarto, las condiciones patológicas de que los síntomas dependen; en quinto, el diag- nóstico; en sexto, el plan curativo y en séptimo y último, en pronóstico. Después de haber concluido este curso general, daré otro que consistirá en observaciones particulares sobre cada una de las enfermedades agudas y crónicas sucesivamente, con referencia no sólo a los estados de los varios tejidos, como la membrana mucosa, serosa, etc., sino también a las mudan- zas de los fluidos, particularmente las de la sangre. Me empeñaré en presen- tar a ustedes las opiniones y la práctica de los mejores autores de Europa, notando siempre las modificaciones que algunas enfermedades, conocidas allá, manifiesten en Chile, y la diferencia que es necesario, por consiguien- te, observar en la curación de ellas, y nombrando finalmente otras que no se encuentran en las obras médicas y que se pueden considerar indígenas de nuestra República. Yahora, señores, antes de retirarnos, séame lícito presentarles unas bre- ves observaciones relativas a la carrera que ustedes han elegido para su futu- ra subsistencia. Permítanme advertirles que no podían ustedes haber esco- gido una profesión más extensa, más laboriosa, más llena de las obligacio- nes morales y sociales, y más eminentemente importante que la de la Medí- 18

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