Huella y presencia (tomo V)

l➔ L" EI.IA Y l'RF.~t•:~CIA V menos político (estamos hablando de 1973). Tengo que haber sido muy inocente o tonta. Tal vez no he cambiado mucho realmente. En primer año recuerdo que después de clases se reunían algunos com- pañeros a conversar en una cancha de tierra al frente de la plazuela que hay aún detrás del hospital a conversar de libros y era casi un ritual discutir lo que cada uno había leído la semana anterior. Marco A. De La Parra era de ese grupo y siempre estaba al d ía con todo lo que había que saber de teatro. Ahí empezó a dar rienda suelta a su creatividad estrenando sus primeras obras de teatro con otros de nuestros compañeros. En esa época todas las reinas de la Facultad fueron de ~ i curso. Para juntar puntos salíamos con e l piano del centro de alumnos arriba de un ca- mión (creo que era préstamo del padre de Domingo Todorovic) con Bias Alid al piano, "Chuma•· Todorovic a la batería, Marco Antonio De La Parra, Cheno Cohen, Mario Penna y yo cantando a las poblaciones. Nos conseguía- mos que nuesu-a candidata diera el puntapié inicial e n un partido entre la U y la UC, etc., en fin, lo pasábamos bien. Cuando tuve que preparar mis pape- les para revalidar en Australia y me pidieron los ramos hechos y vi las notas de esa época pude apreciar la diferencia enu-e esos años y los siguientes en que se acabó la diversión y me puse seria. Éramos un curso especial diría yo, con mucha gente con fuerte personalidad y pasando por un momento difícil e n el país con enormes tensiones políticas. Cuando pasamos del área básica a los hospitales y debíamos separarnos hicimos un show de despedida. Aún recuerdo que nos prometimos seguir siendo amigos y darnos tiempo cuando nos encontráramos en la vida. Me pregunto si habremos cumplido. Cuando fui ver a mi amiga Colomba al Vice Decanato en enero de este año 2003, ella me llevó a almorzar al casino nuevo que tienen los alumnos y el staffde la Facultad y el Hospital. ¡Que diferencia! (En mi época existía sólo el casino de la Laurita. Ahí e ngordé los 20 kilos que me significó mi primer embarazo, tomando 2 desayunos, un almuerzo y medio etc. cuando estaba en 6 2 año) Volví a ver la escalinata donde tuve el primer mareo de ese emba- razo y pensé ahora estoy aquí dejando en Chile a mi hija que me dijo: "existo dentro tuyo, 29 años a trás". Como se puede apreciar, ¡mi vida profesional y personal está fuertemente ligada a la Facultad de Medicina! Recorriendo los pasillos del hospital, ahora repletos de gente, pensé en los días de in terna cuando a las seis de la tarde esperábamos que viniera el Dr. Rosellot a pasar visita a los ingresados de la tarde y nos íbamos a la casa a las siete o más tarde. El Dr. Rosellot no era muy popular e n esa época, sobre todo cuando uno era interna de los servicios de Medicina que funcionaban en los subterrá neos del hospital, helados, sombríos, oscuros y repletos de pacientes con muchas patologías, cuál de ellas más complicada o crónica. A mí, la Universidad me enseñó muchas cosas útiles. Creo que la princi- pal se reflejó cuando mi hija, ya estudiante universitaria, volvió a casa y me dijo: "Mami, ahora sé lo que tú dices que significa Universidad. Hoy tuve una 158

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