Huella y presencia (tomo V)

HL'ELIA Y l'RESENC:IA V Chile cada día recibía más asilados brasileños, el país los acogía con mu- cha solidaridad. Fue maravilloso estar de nuevo en mi país. Después de tantos contra- tiempos reencontramos nuestra familia chilena y constituimos también una nueva, grande y unida familia con los brasileros asilados provenientes de los más variados lugares de Brasil y con los colegas y amigos chilenos que siem- pre nos trataron con tanto cariño y respeto. Luego que tuve nuestro segundo hijo volví a trabajar en el Departamen- to de Pediatria del Hospital Sao Juan de Dios. Otra vez estaba en contacto con la medicina chilena, ya considerada, en aquella época, pna de las más avanzadas de América Latina. En ese Departamento, sin interrupción, permanecí trabajando y tenien- do atividades docentes desde 1965 hasta 1974. Ejercí también mi profesión en diferentes ambulatorios del Servicio Nacional de Salud. Fueron años de ricas experiencias compartidas con colegas de profesión, varios de los cuales habían sido mis compañeros de curso en la Escuela de Medicina. Esta fue una época muy importante para mí desde el punto de vista profesional, pues me preparó para enfrentar con seguridad los diferentes ambientes de trabajo en los cuales me desempeñé posteriormente en Brasil. También en el aspecto familiar todo estaba perfecto pues había nacido nuestro tercer hijo varón y segundo hijo chileno. En ese período mi enfermedad renal se agravó. Por eso, el doctor Mordo, con gran sabiduría, me encaminó a Miami para ser operada por el extraordinario urologista Víctor Anthony Politano, después de lo cual recuperé mi salud. Parecía que mi enfermedad sería el (mico contratiempo de esa época, pero no fue así... l\UEVO GOLPE MILITAR Las organizaciones internacionales se retiraron del país. Mi esposo, que había sido durante 10 años funcionario de las Naciones Unidas, fue convi- dado a trabajar en varios otros países, aún así optamos por volver a Brasil, ahora con tres hijos, todos com nombres de indios brasileños: Krumaré, lbere y Ubiratan Amaury los dos últimos, nacidos en Chile, para gran orgu- llo nuestro. Después que volvimos a Brasil revalidé mi título de médico, para lo cual fue necesario presentar detalladamente el programa de estudios de nuestra facul tad. Una vez más pude constatar, con gran satisfacción, que el curso de medicina de nuestra universidad era muy completo. Así, sólo tuve que cur- sar las disciplinas relacionadas con las enfermedades que sólo existen en los países tropicales, una medicina totalmente nueva para mí. En la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Goiás hice los cursos de la Cátedra de Medicina Tropical, una de las de mayor prestigio del país. Fui aprobada con notas máximas en todos ellos, pues me esforcé bastante. Sentía una gran responsabilidad, como que no era sólo yo que estaba siendo avaliacla sino que también la escuela que me había preparado para ser médico. Esa 152

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