Huella y presencia (tomo V)
DRA. EDITH PIZARRO P. Mis sueños iban cristalizándose, ya era una pediatra con cierta experien- cia docente y mi novio brasilero terminaba su pós-graduación en Alemania. Aún así, nuesu-o casamiento tuvo que ser, temporariamente, postergado por- que mi salud estaba seriamente comprometida por la enfermedad renal que me acompañaba desde mis primeros años de vida. AJ recordar ese problema, no puedo dejar de mencionar con inmenso reconocimiento al doctor Mordo Alvo Gateño, gran figura humana y excelente nefrologista que siempre trató mi patología renal con tanta competencia, ayudándome con esto a concreti- zar mis projectos y mis sueños. Finalmente mi salud estaba restablecida. MUDANCA RADICAL EN MI VIDA... No sé si en este episodio nove lesco de mi existencia el arte imitó la vida o la vida imitó el arte. Me casé con un estranjero con el cual me había comunicado por cartas y llamadas telefónicas durante tres años y apenas había visto, pe rsonalmente, durante quince días, unos pocos en e l buque en que nos conocimos y otros quando me visitó cm Santiago . Dej é mi país andino, con todo lo que esto significaba, para morar en Goiania, capita l del Estado de Goiás, muy próxi- ma de Brasilia, en el corazón d e un país tropical, con otra lengua y con cultura bastante diferente. Brasil, en aquella época, vivía una gran efervecencia político-social; el presidente de la república,Janio Quadros, había renunciado dejando e l país sumergido en una crisis jamás vista y que se intensificó con la ascensión del vice-presidente Joiio Goulart. En todo el país e ran discutidas Reformas de Base que incluían Reforma Agraria, Educacional, Urbana, etc. Aún estaba en fase de adaptación e n el nuevo país, todo era diferente para mí. El ambiente de conturbación d e ese p e ríodo marcó significativamente mi existencia, aún más porque mi patria, en ese tiempo , experimentaba un largo período de estabilidad político-social. Mi esposo tenía un cargo importante en e l gobierno de uno de los esta- dos de la nación que participaba activamente d e los movimi entos a favor de las reformas. La crisis culminó con el golpe militar de 1964. Como consecuencia, las prisiones se sucedieron de forma indiscriminada. Mi esposo fue perseguido, preso y torturado. Después de muchos meses consiguió ser libe rado y se asiló en la embajada de Chile. Por esos motivos fueron interrumpidos mis projectos profesionales: revalidar el título de médico y come nzar a trabajar. REGRESO A MI PAÍS... Com un hijo de menos de un año y en las vísperas del parto de nuestro segundo hijo. Fue en aquella época que conocí al profesor de Obteu·icia Onofre Avendaño Portus que com tanto afecto, eficiencia y compreensión me acompaño y con e l cual, mi esposo y yo, tuvimos una bella y profunda amistad. 15 1
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