Huella y presencia (tomo V)
Dra. Edjd1 Pjzanv P 1IUELLA Y PRESE1'CIA V donde frequentemente soy convidada para participar de actividades docentes. Quando nuestro cu rso de medicina llegaba a l fin, el tradicional viaje de estudios de la uni- ve rsidad a Europa, tan cariñosamente progra- mado durante todos los años de la facultad, se concretizó en diciembre de 1958. Partimos lle- nos de ilusiones, sueños, projectos y deseos lo- cos de conocer y aprender en el Viejo Mundo. Cruzamos la cordillera para q:nbarcar en un navío argentino. No podía imaginar que en ese viaje estaba la gran mudanza de mi destino. En Santos, se incorporó al navío un j oven abogado brasileño también soñador que iba con una beca del gobierno alemán a hacer pós-graduación en la universidad de Heidelberg. Desde ese pue rto hasta Lisboa donde él desembarcó el tiempo era corto, algo más de una semana, pero suficiente para sentir que n uestros destinos estaban ligados para siempre. Mi "príncipe encantado" iniciaba su pós graduación en Heidelberg. En cuanto los estudiantes de medicina recorríamos durante algunos meses los centros culturales de numerosos países de Europa. Volvimos de l viaje con nuestro bagaj e de experiencias e, indiscutible· mente, con los horizontes más ampli os y com muchos deseos de continuar apre ndi endo cada vez más. Concluimos el curso de medicina y recibimos el diploma de médico. Como no ejercería la profesión en Chile ya que me casaría y mudaría para Brasil no pude optar oficialmente por una Beca-Residencia en la especialidad de pediatría. De todas mane ras, fui convidada a continuar e n el Departamento de Pediatría d e la Facultad de Medicina, Sede Occidente donde había estu· diado. Ahí hice una estadía de perfeccionamieto pediátrico durante los a11os 1960 - 1962. En ese lugar la docencia y la asistencia médica eran ej ercidas de mane ra concomitante. Por ese motivo tuve la oportunidad de comenzar, e n esa época, mi carrera docente que es e l aspecto de la profesión donde me siento más realizada. Esos aí'los de convivencia, con el profesor Adalberto Steeger y con los otros capacitados profesionales que hacían pa rte de esa cátedra, me pe rmitieron profundizar y colocar e n práctica los conocimien- tos de la especialidade. Ahí también p ude consolidar varias amistades, lo que siempre será pa ra mí mo tivo de orgullo y de fortalecimiento de mis lazos de unión con mi país de origen. Cada día me sentía más facinada por mi profesión y constaté, una vez más, lo tanto que es importante en el proceso de apre ndizaje un ambiente eficiente , acogedor y adecuado de trabajo y el buen relacionamiento profe- sor/ alumno, alumno/ profeso r.
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