Huella y presencia (tomo V)

Hl"ELIA Y l'Rl·~~ENCIA V mundo. Promovimos importantes proyectos de investigación interpaíses en áreas tales como Alzhe imer, Osteoporosis y en la búsqueda de los factores de riesgo y de protección del envejecimiento sano. Nuevamente, grupos chile nos de investigación participaron en todos ellos. En ese entonces, en 1990, después del viaje del Presidente Bush a América Latina, se lanzó la llamada iniciativa para América Latina, y acepté hacerme cargo de los pro- gramas para América La tina del Instituto Nacional del Cáncer. Por primera vez tuve la expe rie ncia de no tener que luchar por conseguir recursos presu- puestarios. Esta vez los recursos buscaban los proyectos. Fue cuando se creó en e l NIH el millonario y extraordinario sen ricio de CáncerF¡ix en español , que posteriormente conseguimos instalar en el Hospital Clínico de la Uni- versidad. Es e l único lugar del mundo, fuera de los Estados Unidos, donde se ofrece este servicio, lo que le ha dado un liderazgo internacional en los programas de información sobre el tratamiento del cáncer, y una extraordi- naria conu"ibución a la oncología nacional, a juzgar por la demanda que recibe este servicio d esde todo el país. Fue durante este período, en 1991, cuando nos reunimos en el NIH con el Rector de la Universidad de Chile, que se en contraba visitando diferentes instituciones en los Estados Unidos. Él recién iniciaba su gestión y tenía muy claro que el proceso de modernización de la Universidad era insepara- ble de su internacionalización. Es decir, la conducción de programas colaborativos con instituciones de otros países en un contexto de globaliza- ción que ya no reconoce fronteras geográficas. Pero al mismo tiempo de- mostrar que la internacionalización puede retroalimentar el proceso de mo- dernización a través de la movilización de recursos hacia la Universidad. Así nació su iniciativa que creó la International University Exch ange, Inc., la Corporación de la Universidad de Chile en la ciudad de Washington. Inicia tiva audaz que a muy corto plazo ha demostrado ser de una extraordi- naria visión y proyección. En ese momento, y cuando yo ya había llegado a esa etapa de afluencia científica a que hacía mención hace un momento, me vi enfrentado a un nuevo d esafío. AJ poco tiempo el Rector me ofreció hacerme cargo de l desa- rrollo de este proyecto. AJ aceptar, no sólo asumía yo la responsabilidad de montar una Corporación de la Unive rsidad e n un país ajeno. Adquiría con- migo mismo e l compromiso d e demostrar con resultados que esta iniciativa e ra ace rtada. No titubeé un momento en aceptar este ofrecimiento del Rector. Las ra- zones fueron tan marcadamente subje tivas, que me es difícil expresarlas con palabras. Cómo explicar ese regocijo espiritual que da el reencuenu-o con un entorno que amé, tan entrañablemente. Tenía la firme convicción de que los años transcurridos e n la vida internacional adquirían ahora el sentido espe- cial d e pode r utilizar toda esa rica experiencia en colaborar con los progra- mas de modernización y d esarrollo de la Universidad. Para decirlo de otra manera, recibí la oportunidad de ponerme de nuevo la camiseta azul. 144

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