Huella y presencia (tomo V)

HUEUA Y PRESENCIA V inteligente de Hipócrates, que por sí solo curaba las enfermedades huma- nas; los corpúsculos de Asclepíades; las cuatro calidades de Galeno; los he- chizos o encantos de Aetius; los humores crudos y redundantes de Alejan- dro; la opinión de Stahl sobre el poder que ejerce el alma en los medica- mentos; la creencia de Hoffman de que todas las enfermedades nacen ex vitiomoáJummicrosmicerum in solidis, la doctrinade Boerhaavede la laxitudy rigidez de los sólidos simples; por último, el sistema de expectación; el de método; el químico; el empírico, y otros tantos delirios de los antiguos que han desaparecido al aspecto de la brillante y segura luz de la Anatomía mo- derna, haciendo que la medicina sea ya una ciencia de inducción. , . Esta es, señores, la parte principal de mi discurso, porque es el punto desde donde debo llamar la atención de ustedes, a los importantes ramos denominados Anatomía y Fisiología, dos ramos que debemos mirar como la base principal, como los órganos vitales, como el alfa y omega de la ciencia médica. Estos dos ramos son para el profesor de Medicina como el micros- copio para el naturalista, como la brújula para el marinero, porque sin ellos jamás se puede apreciar en su debido grado el intrincado y hermoso meca'- nismo de nuestro cuerpo. Permitid, señores, que me valga de esta ocasión para deciros que estos dos ramos serán enseñados con tanta exactitud y perfección como en la mejor escuela de Europa por mi respetado colega el señor don Pedro Morán, quien, aunque educado en la obscura época de la esclavitud política de Chile, aprendió por su ingenio y talento a volar sobre las absurdas doctrinas de la antigüedad y ponerse al nivel de las luces del siglo, fabricándose una reputación respetable por medio de un conocimien- to en su profesión, que debe adornar las páginas de la historia médica de su patria. Pero la Anatomía y la Fisiología, estudiadas solas o sin referencia a la Patología, son casi inútiles, porque el mero conocimiento de ellas no es suficiente para la adquisición de un saber exacto de estas desviaciones del estado sano del cuerpo, denominadas abstractamente enfermedades. Es preciso que el que quiera ser buen médico estudie las mudanzas mórbidas que las enfermedades causan en los tejidos y funciones de los órganos; es preciso que él se instruya no sólo del aspecto y naturaleza de los órganos en el estado sano, sino que se imponga de las alteraciones que éstos y sus fun- ciones sufren en las enfermedades, y el igualmente necesario que este estu- dio, llamado laAnatomía mórbida, se reúna con la historia y la sintomología. La muy hermosa e interesante ciencia de la Química formará también parte de sus estudios, como igualmente la Botánica médica, pero una instrucción profunda en estos ramos no es tan sumamente indispensable como un per- fecto conocimiento de la Materia médica y de la Farmacia. De estos últimos es absolutamente preciso que ustedes sean maestros, porque sin un saber exacto de las varias materias que entran en los medicamentos, de sus efectos físicos, químicos y fisiológicos sobre la máquina humana, de sus combina- ciones y sus dosis, es enteramente imposible emprender curaciones adecua- 16

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