Huella y presencia (tomo V)
Hl'EUA Y l'Rl·~'ff.1'CIA V Fracasado e l proyecto d e vencer la muerte , a lo cual la ciencia no dio abasto, y no habiéndose madurado al reflexionar en ello lo sufi- ciente -como para, todavía, no acepta r esa realidad y rescatar para e l hombre el sig nifi cado del morir, como parte propia de la vida-, esta- mos ya legítimamente reclamando porque se vincul e y entronque, d efinitivamente, un sentido más profundo de lo humano en e l ejerci- cio de todo acto sanitario. Si no es así, ¿dónde está lo sustantivo d e nuestro que hacer profesional?, ¿dó nde la di ferencia con la o bsesión por confiar sólo en e l perfeccionamiento de lo técnico y lo material?, ¿en qué se centra y valora lo afectivo, e l sentimiento, la so lidaridad, la vocac ión , que son los trazos firmes que subyacen enfla dedicación a la salud d e l hombre? ¿Có mo se su s tenta , definitivamente, e n nues- tras decisiones el poner, por encima de las más gratifi cantes aspira- ciones d e nuestro yo personal , e l inte rés d e l otro , desvalido, enfer- mo, privado d e apoyo y afecto? En eso está e l corazón y la razón de la medicina y, en su ausencia, la desvirtuació n de lo profes ional. Po r- que, como bien señala Kass": "Ser un profes io n a l es más que ser un técnico. Se e nraíza e n nuestra naturaleza moral ; porque sólo que- ri endo y dedicándose a otros y sirvié ndolos con a ltura, es que una persona h ace pública profesión de su camino en la vida." De algún modo, este p e nsami e nto es consonante con lo que, premo nitoria o preventivam e nte , p lanteaba entre nosotros Armando Roa i, para res- guardarnos d e l excesivo tecnicismo en la subesp ecializació n : "la cie n- cia y la técnica nos o bligan a se r h ábiles co nocedo res de una parte de l cuerpo pero médicos d e todo ese cuerpo y esa a lma. Somos espe- cial istas en ta l o cual cosa p e ro siempre médicos de la persona". Ha sido lógico - como ocurre en la evolución del pensamiento y el saber humano" un ir de banda en banda cual e n un mar proceloso, hasta encon- trar el derrotero infalible. Así se ha privilegiado, durante décadas, lo que Wear y Castella ni 1 " resume n como atributos de l conocimiento científico: la objetividad, la reproducibilidad y la generalización. Lejos de que éstos cons- tituyan elemen tos desechables, hoydía no puede dejar de considerarse, como aspectos esenciales del saber e iluminadores d el queh acer en la profesión, la compasió n, las destrezas e n comunicació n - efectiva y afectiva- y la res- ponsabilidad social, a pesar de los crite rios predominantes del éxito y la competencia que atiborran nuestra cultura de mercado y su medicina cor- po rativa 11. 1 ~. Sin embargo, ante tales riesgos d e d esviación de un programa susten- tado e n los valo res morales y profesio na les que demanda el quehacer e n salud, se advierte que una to tal auto nomía de los programas educativos no es posible frente a la responsabilidad de responder, sea a las deman- das soc iales, a los inte reses de las mismas o rga nizaciones empresariales que administran buena pa rte de los modelos de salud y educacionales vigentes o a los valo res del profesionalismo médico, orientado por e l 108
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