Huella y presencia (tomo V)
DR. Em'ARllO Ros.-;i-:1.oT J. nerales pretendidas y que son comunes para las 8 profesiones de la salud que imparte la Facultad (Tabla N 2 1) . Todo ello, apunta a privilegiar la auto- nomía del estudiante y a insistir en los te mas d e con tenido humanista , po r- que se complementan y conve rgen e n resaltar el desarrollo y e l pe r fecciona- miento humano, personal. junto con adquirir destrezas para e l apre ndizaj e, por sí mismos (lo hagan individualmente o en grupos) y e n forma p erma- nente y continua . Cla ramente, esta direcció n y esta metodo logía incorpora- das al apre nde r, ll evan al alumno al autoconocimiento de su p ersonalidad y de sus capacidades, a acep tarse en sí mismo y a pe rfecciona rse y compre n- der que son similares - simé tricas p ero no iguales- las caracte rísticas d e per- sonalidad de su eventual otro (para el caso del ej e rcicio médico en su de bi- do tiempo), el paciente. ¿Porqué reivindicar una visió n humanista para la medicina , y un hacerla con huma nidad, e n e l siglo XXI? ¿Po r qué volver a la Universidad y, específicamente, a las escuelas donde se aprenden las Cie ncias de la Sa lud, para responsabilizarlas de indu ci r estas virtudes e n el profesio nal que d ebe- rá ej ercer por y con ellas?';_; EN BÚSQUEDA DE LO ESENCIAL . En aparente contradicció n con el positivismo que do tó a las cie ncias, entre e llas la medicina, con la quimérica aureola de llegar a solucio nar to- dos los males del cuerpo (y de l espíritu), este siglo recién pasado h a visto desarrollarse, en condicio nes casi pa radójicas, los mayores progresos cie ntí- ficos y tecno lógicos, al lado de una incremental incertidumbre acerca de la na turaleza y el d estino d e esos mismos conocimie ntos; ha presenciado cómo se adquieren extraordinarias d estrezas y surge n eficaces instrume n tos para facili tar o hace r posible sus aplicaciones o alca nzables sus me tas, mientras aparecen nuevas enfermedades que desafían al hombre a dominarlas e n tanto erosionan la salud y las expectativas de media humanidad. Asistimos al cambio y a los trasto rnos e n las propias leyes d e la economía social y antropo lógica por condicio nantes j amás previamente advertidos, al tiempo que los recursos se hacen insuficientes para satisfacer tanto legítimas como espúrias aspiracio nes. Cambia e l perfil po blacional agudizando y d evelando oscuras intolerancias, que exagera n los sesgos de te rminados por e l envej eci- miento po blacional, la reducció n de los nacimientos y la expoliación de gen eracio nes productivas a la par d e los siempre cró nicamente d espose í- dos. En suma, a d especho de los avances y e l desarrollo de medios pa ra de rrotar a las enfe rmed ades y las carencias d e diversa índole, se han h echo más flagrantes el desafío y nuestra incapacidad para vence r tan to los males como las consecue ncias deletéreas d e los pre tendidos be neficios y, en com- pensación , la n ecesidad de cuidar de nuestros semej a ntes dignos d e compa- sión , dolidos, sufriente s o angustiados. 107
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