Huella y presencia (tomo IV)
HUELLA Y PR.ESE:S:CIA IV o realizar algún acto que juzgan absurdos, como, por ejemplo, lavarse las manos, pero que ejecutan repetitivamente muchas veces para evitar senti- mientos displacenteros, de culpa o desgracia. Relatan estas obsesiones con lenguaje notificativo y tienen clara noción de estar enfermos. Si los pacien- tes presentan esa misma obsesic;ín, el lavarse las manos, y repiten el acto insistentemente haciéndolo como un ritual, vivenciándolo sólo como una pérdida de tiempo y una molestia, sin estar preocupados por su absurdidad, ni por su anormalidad, no se sienten enfermos, y la relatan con lenguaje comunicativo, es una obsesión esquizofrénica. Los lenguajes mencionados son una original creación de Roa. Pensó que los modos de comunicarse de los pacientes llamados clásicamente psicóticos y neuróticos son diferentes, traducen su especial manera de futerrelacionarse y concebir la mente del otro. Los neuróticos usan el Notificativo, calificado así porque cuentan espontáneamente sus síntomas al médico, los explican tratando que comprenda la gravedad de sus molestias, están alertas al inte- rés con que se los escucha y los reiteran con insistencia intentando asegurar- se que se los haya entendido, enfatizan sus palabras con el tono afectivo de la voz, con gestos de la manos y del cuerpo y, al menor atisbo de duda -del médico, se los vuelven a explicar. El lenguaje Comunicativo en cambio, propio de los psicóticos se caracte- rizaría porque los enfermos pese a que padecen intensamente por sus sínto- mas, sean estos delirios, angustias, alucinaciones o desgano, no los refieren espontáneamente a sus familiares, ni al médico que debe interrogarlos dirigidamente para encontrarlos, responden con frases breves enunciando lo que les ocurre, no parecen interesados en trasmitirle al médico sus extra- 11as vivencias y conseguir ayuda. En el llamado lenguaje Indicativo, los enfermos responden casi con mo- nosílabos, como enunciando muy escueta y vagamente los contenidos que refiere, el tono de voz es monocorde pese a referir vivencias angustiosas, o divertidas, parecen sumergidos en su mundo propio, no preguntan por los tratamientos que se les indicarán y no parecen interesados por el futuro. Es el lenguaje propio de los pacientes esquizofrénicos, cuando su autismo es severo. Observó que habían algunos pacientes psicóticos que reconocían estar enfermos y a veces solicitaban hospitalizarse. Afirmaban por ejemplo: "soy esquizofrénico", por esto, según el pensar de la psiquiatría clásica ellos ten- drían conciencia de enfermedad, pero si tenían dicha conciencia se debería descartar la psicosis. Ante esta dificultad, Roa precisó que si bien ellos cono- cían el nombre de su enfermedad, carecían ele la vivencia de que sus sínto- mas (angustias, alucinaciones, delirios u otros) indicaba que padecían de una enfermedad mental peligrosa para su integridad personal, que ellos tenían que buscar ayuda y responsabilizarse por su tratamiento tal como lo hacen los normales que padecen de una enfermedad física, o como lo ha- cen, aunque exageradamente, los neuróticos. La importancia de esta distin- 96
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