Huella y presencia (tomo IV)
DR.jt: 1.10 PAUAVICl:SI G. frecuencia en irregularidades sexuales. Deriva de la situación de grave competitividad o consumismo e n que vive e l hombre de hoy, para quién lo básico no es llegar a ser un "sí mismo", sino ser más que los otros, lo cual significa preocuparse de los puros bie nes materiales, los únicos mensurables públicamente para cualquiera, y abandonar los del espíri- tu, que si bien dan paz, amor, conocimiento, no brillan hacia afuera; como e l hombre nació para el crecimiento en espíritu y, en verdad, el desarrollo forzado externo impuesto por la cultura actual lo lleva a una encarnizada y sorda lucha íntima, uno de cuyos efectos es la angustia imperceptible antes señalada, que no pudi endo mostrarse e n lo psíqui- co, ahora obliterado, lo hace a través de lo físico en forma de cuadros psicosomáticos, neurosis transculturales, paranoias del cuerpo" (4). En síntesis, con el método fenomenológico en cada enfermo se estudia rigurosamen te la semiología específica d e cada sín toma y signo, la interrelaciones entre ellos, y en forma muy especial se investiga e l modo como el yo vivencia estos síntomas. El conjunto de los fenómenos determi- na la fisonomía que adquieren los cuadros clínicos. De esta manera a partir de la experiencia clínica cotidiana, el médico va precisando las entidades gnosológicas, sus diferencias con otras y va formulando las generalizaciones correspondientes (5-6). Como hemos visto, este método permi te que el psi- quiatra establezca con rigurosidad y profundidad los conocimientos pro- pios de la Psiquiatría, en forma semejante a como el método científico natu- ral permite que el histólogo realiza sus aportes a la Histología. Procediendo de modo simila1~ fue elaborando numerosas contribucio- nes de gran finura clínica, algunas de las cuales señalaremos. En el estudio de las fobias, autores como Kraepelin, Breuler, Jaspers, Krestmer, Freud y Kurt Schneider, abordaron su estudio también en forma genérica, como si en la epilepsia, esquizofrenia, depresión, las fobias que padecían los enfer- mos tuvieran las mismas características. Roa en cambio, precisó su semiolo- gía diferencial. De la agorafobia dice: "Cuando una agora o claustrofobia son estimadas absurdas y ridículas po r e l pac ie nte y las considera premonitorias de un trastorno mental más grave, se puede diagnosticar con seguridad, neurosis. Si la fobia preocupa como simple impedimento moles- to , al cual se suma pesadez del cuerpo, dificultad para decidir a emprender las tareas diarias, y por lo mismo hay angustia al despertar y a lo largo del día, se trata de fobia depresiva. Si la fobia no preocupa tanto, pese a que de hecho dificulta la libertad de movimien tos, y se acompaña de un dejarse estar, abandonando sin mayor problema trabajos y obligaciones, se está ante una esquizofrenia, algunas de las cuales se prolongan por años con este único síntoma de fondo". Respecto a lo terapeútico, fué uno de los iniciado- res del tratamiento de la esta e nfermedad con los inhib idores de la monoaminooxidasa" (7). Al estudiar las obsesiones, él diferenció como neurótica la que los enfer- mos vivencian como una compulsión irresistible a pensar alguna ocurrencia 95
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