Huella y presencia (tomo IV)

HUELIA Y l'Rl\SE:SCIA IV de Investigación en psiquiatría, con un estilo propio, diferente al empleado en Europa. Observemos como Roa operando con este método, fué procediendo en sus estudios acerca de la angustia, el se11aló: "La angustia es una especie de inquie- tud, de zozobra, de desasosiego, venida a veces del miedo a algo próximo o remoto, del recuerdo de actos vergonzozos o culposos, de la a11oranza de cosas idas, de la nostalgia por épocas o lugares ya no a la mano, y otras veces, incluso aparentemente de la nada". Enseguida, estableció la diferencia entre la angus- tia normal de la patológica. Explicó: "Considerando normal a todo estado de plena disponibilidad de la psiquis y del soma para desempe11os habituales del hombre de acuerdo a su edad, sería Angustia Normal, la que no le impide desarrollar sus tareas, y que en momentos difíciles es capaz deifmovilizar al indi- viduo a la acción, permitiéndole conseguir logros que sin ella habrían sido im- probables. Conuibuye a la creatividad del sttjeto en su quehacer y por ende ordena su existencia personal". En cambio la Angustia Patológica embarga la mente sin dejarle al individuo la libertad para necesaria para sus tareas. Limita o anula su capacidad de u-abajo, inmovilizándola. Dicho en sus palabras: "Una mente absorta en preocupaciones delirantes, alucinatorias o hipocondríacas, o un cuerpo febril, artrítico o herido, tampoco quedan soberanamente disponi- bles, y por eso están enfermos". Realizada esta diferencia central, que no aparece en textos ni revistas médicas extranjeros de la especialidad, distinguió la Angustia Patológica en: Primaria, la propia de los cuadros orgánicos, de la depresión endógena y de la esquizofrenia. Secundaria, la que para el enfermo aparece claramente ligada a un motivo que le resulta doloroso, propia de las reacciones depresi- vas, ne uróticas y psicopáticas, que mejoran al desaparecer el motivo que las origina. Procedió entonces a describirlas semiológicamente, cogiendo vividamente lo específico, con tal p1·ecisión que al leer la descripción cual- quie r clínico, a partir de ellas podría reconocer la enfermedad del paciente. Dice textualmente: "La angustia n eurótica se expresa en forma de presagios infaustos, entre los cuales está la degradación vergonzosa, la vecindad de algo pavoroso, y por cierto, la muerte próxima, la angustia esquizofrénica aparece como una molesta desazón en la cual hay premura de liberarse, pero sin premoniciones de ninguna especie, sin embargo, en algunos casos demostró la revelación sorprendente de que podía ser el origen de delirios y síntomas catatónicos; la angustia de los depresivos los hace sentirse veni- dos a menos en cuanto incapaces de programar el día y desenvolverse con soltura en el trabajo". Con visión antropológica reconoció en los hombres un tercer tipo de angustia, que denominó Culturnl, la describió diciendo: "Embargadora de casi todo Occidente, pasa inadvertida para las propias personas, y se revela e n forma de vaga y constante enervación del cuerpo, que hace llegar en cierto modo agotado al término de cada día , enervación expre- sada de tarde en tarde en cefaleas vagas, insomnio, mareos, y con más 94

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