Huella y presencia (tomo IV)
HllEI.IA Y l'RF$E:-;CIA IV instante en aceptar la oferta. Emprende el largo viaje marítimo por el estre- cho de Magallanes y llega a nuestro país a fines del año 1912. Era una realidad totalmente diferente. Atrás quedaba su ascendente ca- rrera científica en laboratorios bien dotados, con recursos valiosos, en el elevado ambiente académico de la vieja Europa. Era dejarlo todo para co- menzar una nueva etapa donde prácticamente había que iniciar una enor- me labor con recursos muy limitados. Muchos habrían retrocedido ante es- tas dificultades. Pero ese no era el temple de Noé. Comprendió el desafío y lo enfrentó con gran valor y tenacidad. El análisis de sus aportes en nuestro país no es una tarea fácil de resumir, dada la cuantía y el significado de sus logros. v Su obra en Chile es gigantesca. Sus principales aportes corresponden al campo de la docencia médica, a la investigación científica y a la salud públi- ca. Para comprenderlos en toda su magni tud conviene destacar algunas ca- racterísticas de su subyugante personalidad. Noé es ante todo un gran biólogo. Desde muy joven se enamora de la naturaleza, a cuyo estudio se dedicará toda la vida. Le fascina la delicada y exquisita belleza de todo lo viviente. Pequeños insectos de elegantes alás, complejos helmintos realizando heroicos ciclos biológicos, humildes protozoos adornados de gráciles cilios, flagelos o bellas membranas ondu- lantes, todos en maravillosa lucha por sobrevivir, por reproducirse en increí- bles y misteriosos caminos, palpitando en la insondable e inmensa vorágine de la naturaleza siempre omnipresente. Esa naturaleza viviente que bulle y derrota a la muerte; que se afana y esfuerza buscando una e ternidad. Todo este gran panorama, lleno de un infinito horizonte de posibilidades, im- pregna y cautiva al joven Noé de un deseo inacabable de comprender los secretos más recónditos de la vida. A ello dedicará el resto de su existencia. La biología será su pasión inextinguible, estudiándola, no sólo como un frío científico, sino también con amor y reverente admiración. Se entrega a ello por entero. Comprende Noé que la variedad de lo viviente es ilimitada. Todo es cam- biante y dinámico y cada problema debe ser estudiado individualmente y analizado con gran rigurosidad científica. Uno de sus primeros trabajos rea- lizado en Italia sobre la Espermatogénesis del Gigantorhyncus hirudinaceus, es un paradigma de dedicación, esfuerzo y precisión científica, ilustrado con delicados dibujos realizados por él mismo, de diminutos cromosomas y figuras mitóticas demostrando una aguda capacidad de observación y una inquisitiva y amorosa calidad científica. Este trabajo fue ampliamente reco- nocido como un importante aporte en el campo de la citogenética y recibió el premio de la "Reale Accademia dei Lincei " una de las más estrictas y doc- tas de Europa. Pero dentro del variante torbellino, de lo aparentemente caótico y de las innumerables variables individuales de lo viviente, el verdadero sabio, que era Noé, trata de buscar y comprender aquellos principios generales que 80
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