Huella y presencia (tomo IV)
DR. AJ.FREllO jADRI-~~JC: V ARCAS a rginasa. Esta tesis mereció la distinción máxima para mi graduación, dio curso a las investigaciones sobre las cuales el Dr. Julio Cabello desa- rrolló su tesis para titularse como el primer Profesor Extraordinario de Bioquímica y abrió la posibilidad de varias otras interesantes líneas de investigación en el país. Tuve más tarde, en 1952, la suerte de acompañar al Profesor Cruz- Coke en su viaje al 2 2 Congreso Internacional de Bioquímica en París, con motivo de iniciar mi beca d e l Consejo Británico en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Cambridge. Durante mi estadía, pude comprobar, personalmente, la admiración y el inmenso aprecio que sen- tían por el Profesor Cruz-Coke, sus pares del continente europeo. Mu- chos de sus amigos de Inglatérra definían a Cruz-Coke como una perso- nalidad fascinante y se expresaban de él con adjetivos raramente usados en los círculos ingleses. En cierto sentido, el talento, la elegancia y el impacto científico y social de Cruz-Coke, parecen semejantes a los que mostrara durante su vida extraordinaria Lord Rutherford , gran seúor ele la ciencia y de la sociedad inglesa, Premio Nobel de 1905, Director del Cavendish Institute de Cambridge y Presidente de la Royal Society. No cabe duda que si Cruz- Coke hubiese vivido en Europa, su contribución a la ciencia habría al- canzado otra dimensión. El destino quiso que fuera Chile el país que más se beneficiara de su existencia. En amables invitaciones a su hogar, pude conocer la sobria elegancia con que vivía el maestro, y su fabulosa biblio teca de revistas científicas y colecciones únicas de libros antiguos, de arte, de literatura y filosofía. El ambiente de ese hogar era la expresión material de una vida dedicada al cultivo de los valores más altos del espíritu. Inestimable contribución a esa atmósfera de recogimiento, respe to, afec to y generosidad, hacía la personalidad afectuosa y cálida de la Señora Marta , para hace rnos sentir a todos , como los amigos íntimos ele la casa y miembros agregados a esa ilustre familia, que componían iVlartita, Ricardo y Eduardo. ¡Qué satis- facción tan grande habría tenido Cruz-Coke de presenciar la trayectoria de sus hijos hasta hoy! Eduardo, distinguido abogado y profesor universi- tario de filosofía , Ricardo, eminente académico de nuestra Facultad y miembro del Consejo Superior de Educación y Martita, Directora de Museos y Bibliotecas y Presidenta de la Co1·poración de Amigos del Patri- monio Cultural de Chile, cargos en los cuales ha reali zado un aporte sin precedente a la difusión cultural en nuestro país. Como resultado del impulso y apoyo dado por Cruz-Coke y otros pro- fesores de la Facultad de Medicina, al desarrollo de las ciencias básicas, se introdujo la norma d e la dedicación exclusiva en los cargos académi- cos de estas disciplinas. Mi inte rés por man tener la actividad clínica en endocrinología me obligó, en 1954, a alejarme del Instituto. Acepté la amable invitación d e ese gran maestro d e la medicina que fue el Profe- 65
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