Huella y presencia (tomo IV)
HOMENAJE AL PROF. MANUEL PARRA Dr. Emilio Morales Navarro Ho1v1mu-; Dn Noun Cmco, N11cmo r CJUMJO 1,N Ov,11.w, allí quiso también que reposaran sus restos mortales;·gran amante de su tierra, siempre la estaba recordando y al cual cada vez que podía volvía, con la mayor frecuencia posible, fue un "fundador" del Balneario de Tongoy; allí se daba el encue n- tro de diversas personas y personalidades, en un tono social acorde con los gustos y manifestaciones de Manuel Parra fiinénez: diálogo pluralista, demo- crático, con gran tolerancia a las ideas diferentes de la propia, acercándose plenamente al conocimiento de las diversas maneras y modos de ver la vida. Gran trascendencia tuvo en su infancia y adolescencia y posteriormente a lo largo de su vida, la enseñanza por parte de su madre, la señoraAlsinajiménez, y las de sus "Maestros" de Escuela y frailes, todos contribuyeron a formar a ese joven promiso1io que desde la provincia se fue a estudiar a la capital, lo que era motivo de sus amores, La Medicina, escogiendo la Universidad, Lai- ca para dicho propósito. Hombre criado en medio de la aridez nortina, pero donde al mismo tiempo los oasis de verde y agua indispensables para la vida, adquiere un hondo significado: empieza allí y continua después la admira- ción por la naturaleza tan hermosa y misteriosa, tan atrayente, y a la vez insondable; obviamente la realidad rebosa la imaginación y es factor deter- minante de las preguntas trascendentes que siempre nos acompañan: ¿de dónde venimos? ¿qué somos? ¿hacia donde vamos?, no le fue posible obviar esa tremenda complejidad y reconocía lo solitario e indefenso que aparecía el ser humano sin creencias Hijo único, no tuvo más hermanos. Este hecho hizo de él un gran cultor de la amistad siempre dando generosamente su tiempo, qué es más estima- ble y valioso que el tiempo, en la vida de todo ser humano, sin apuro, intere- sado en las situaciones que vivían sus amigos, aporl<'lndo sus puntos de vista para que sirvieran de referencia a los demás, "sacándole punta al lápiz", como él decía continuamente por horas y horas, largas e interminables con- versaciones sinfín, un nuevo encuentro con antiguos y nuevos temas y siem- pre en la misma disposición de ánimo y entrega espiritual. Las tradiciones lo apasionaban, en especial la manifestación del folklore, en general de América Latina y en particular de Chile, con esa mezcla de historia y religiosidad, fe y creencia, música y baile nacida desde el seno del pueblo; "es muy curioso esto", solía decir: asistía a las festividades de 49
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