Huella y presencia (tomo IV)

RECORDANDO A MI PADRE Dr. Manuel Parra Armendaris E fULIO, MES mio liN lil. su11 Dlil. MUNDO, intentando huir del smog y las bajas temperaturas, el Norte Chico; tierra de mis antepasados paternos siempre son cobijo y augurio de buenos momentos: clima templado, sol y cielos diá- fanos, que permiten ver las estrellas más bellas del mundo y enamorarse bajo esos cielos. En esos lares uno ve el milagro del agua sobre la tierra seca por años en que, por gracia divina y como un misterio no resuelto, florecen añañucas, azulillos y otras de las que me hablaba mi abuela y mi padre. Ovalle es la cuna de mi padre el Dr. Manuel ParraJiménez quien desde hace ya veinte años descansa en el cementerio de su pueblo natal, él así lo quiso, junto a su madre inspiradora y gestora de su vida en la tierra, bajo una lápida de piedra combarbalita que él mismo eligió para ella, adornada por un espino siempre en flor como milagro de la naturaleza y muestra viva de que Dios siempre está presente. Al visitar su tumba las flores nunca faltan y no porque sean éstas siempre de la familia, sino que de personas anónimas que las dejan en ella como muestra de su agradecimiento a este personaje de la tranquila y pausada vida de provincia. Un ramo de claveles está sobre su tumba con una ta1jeta que dice: "Liceo Alejando ÁlvarezJofré" Ovalle 117º Aniversario A: Manuel ParraJiménez QEPD "Ninguna persona desaparece por completo si tiene la alegría de haber contribuido con la humanidad". Mientras rezábamos un Padre Nuestro por el eterno descanso de su alma, una mujer desconocida se me acerca y me pregunta si somos deudos del doctor, mi respuesta sorprendida e inmediata es afirmativa y sin mediar se- gundo ella, de luto riguroso, me comenta que viene a dejar un ramo de flores, por encargo de su madre fallecida, a la memoria de mi padre ya que él había permitido que su padre sanara y que ellos pudieran ser hombres de bien, a pesar de que sus progenitores hoy ya no estaban en este mundo. 45

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