Huella y presencia (tomo IV)

DE CÓMO LLEGUÉ A FORMAR PARTE DE LA ENFERMERÍA DE MI PAÍS Enf Sofía Soto Saldivia Cu,1NDO ME ENco,v-nu'. CON t1. ·1tm1.o 1>1, ENn11,wt·RA en mis manos, ya lista para ejercer, quise responder a la pregunta que interiormente me hacía, ¿cómo llegué a ser enfermera? y me parecía increíble que una estudiante sureña, del extremo sur del país, de un pueblo pequeño, Aysén, que contaba con un liceo mixto en el que se cursaba sólo hasta tercer año de humanidades y que en aquel tiempo, y creo no equivocarme, éramos más o menos doce alum- nos, pudo alcanzar aquel sentido sueño de ser profesional. En aquellos días decisivos, nuestro hogar sufre la pérdida de mi padre, David, y mi madre valiente, trabajadora, de un gran corazón, asume la tarea de criar a sus cinco hijos, todos estudiantes, con buenos rendimientos esco- lares. Mis estudios humanísticos los continúe en Ancud, y en las vacaciones del último año de humanidades, el rector don Sansón Radical se acerca a mi madre y le expresa que por mis condiciones de buena estudiante, la Liga de Estudiantes de Puerto Aysén me apoyará para seguir una carrera universita- ria y que él sería mi apoderado y guía. Apunta también que yo tenía condi- ciones para seguir Enfermería en la Universidad de Chile. Di el bachillerato en Biología, en Santiago, mientras los alumnos del sexto año de humanidades del Liceo de Ancud realizábamos nuestra anhe- lada gira de estudios y mi apoderado, don Sansón Radical, movilizaba a la comunidad rotaría de Puerto Aysén, acogiéndome la Liga de Estudiantes como becaria y en 1944 fui aceptada en la Escuela de Enfermeras de la Uni- versidad de Chile. En aquel tiempo la carrera de Enfermería se estudiaba en un régimen de internado en la Escuela anexa al Hospital San Vicente de Paul, calle Zañartu 1040, barrio Independencia, lugar a l que llegue desde esas lejanas tierras, después de tres días de viaj e en barco y tren. Se trataba de una construcción de un piso con su jardín central, el patio de la virgen y a su alrededor se ubicaban los dormitorios con las dependen- cias respectivas, destinados a las alumnas de tercer año, además de la Direc- ción y el alero de los servicios de comedores, cocina y repostería. Luego venía un ala interior destinado a los dormiLOrios de las alumnas de segundo año y uno muy especial, silencioso y aislado para las alumnas que cumplían turnos de noche. 29

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