Huella y presencia (tomo IV)
NELLY CHANG HERNÁNDEZ* Premio ''Amanda Labarca 2001 "•'/; Dnw EXP1U:;s,11u.Hs QUE NO 11,, swo 1-;iu1. OIUJl:NM/ y estructurar mis ideas para escribir estas palabras. Confieso que enorme fue mi sorpresa cuando la Dra. Cecilia Sepúlveda me comunicó que la Facultad de Medicina quería presentar mi postulación para tan alta distinción, y con profunda humildad asumí que era un honor la circunstancia que se hubiese pensado en mí. Desde el momento en que el sei'lor rector me comunicara que se me había conferido la distinción al mérito "Amanda Labarca" instaurada por la Universidad de Chile en homenaje y memoria a esa mujer excepcional de personalidad multifacética, que fuera la primera profesora universitaria en nuesu·o país; he sentido el peso de una enorme responsabilidad "distinción al mérito Amanda Labarca". Cuán lejos me siento de ese ejemplo de vida, de dedicación, de lucha, de logros y realizaciones relevantes en beneficio de la educación y de la cultura del país y a favor de la emancipación y derechos de la mujer. Han surgido en mí un cúmulo de sentimientos, emociones, reflexiones, y recuerdos, han desfilado frente a mí las diferentes etapas de mi vida: como estudiante en esta querida universidad; como profesional; mi vida personal como esposa, madre, abuela; como mujer universitaria . Etapas de mi vida que se han ido sucediendo con la e norme satisfacción del cumplimiento de los deberes y de ser vi r para retribuir, si bien en mínima parte, lo mucho que he recibido de tantos y tantas personas, a lo largo de mi existencia. Permítanme rememorar la circunstancias de ser matrona: mi padre de origen asiático, ch ino, poseedor de esa maravillosa cultura oriental, sola- mente aceptó que del abanico que ofrece el campo de la medicina, que a mi realmente me gustaba, realizara mis estudios superio res en "algo" relacio- nado con la mujer. Desde el principio de los tiempos, toda mujer en trance de parto ha tenido a otra como ayudante y consejera. Documentos sacados del génesis y relativos a la obsteuicia, parecen demos- trar que entre los hebreos los partos no fueron asistidos sino por matronas. Es mucho más cierto que entre los egipcios y los griegos, los pa rtos fue- ron desde luego asistidos por mujeres. • Discurso pronunciado en Ceremoniade entr eg,, del PremioAmanda L1barca. 5 d ic iembre de 2001. 157
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