Huella y presencia (tomo IV)
f-lCEI.IA Y l'RESE:-SCIA IV más allá de un encuentro fortuito. Ambas compartieron el interés por la lectura, manifestaron desde pequeñas una preocupación constante por la cultura en todas sus expresiones y viajaron al extranjero a perfeccionarse. Las dos desarrollaron una labor próspera, ocuparon cargos relevantes y de- mostraron que tenían un carácter liberal, independiente y decidido. "Leía de todo, en realidad en mi familia eran muy lectores. Valorábamos mucho el arte. Mi padre era un gran aficionado a la plástica y mi madre a la música, tocaba el piano y nosotros niños, alrededor de ella, aprendimos a cantar canciones en francés e italiano", cuenta. La educación de los Pinto Santa Cruz dio prósperos resultados. Todos los hijos fueron profesionales destacados. De muestra un botón. Aníbal Pin- to, hermano de la doctora, recibió el premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 1995. Yaunque la doctora Pinto no se considera feminista fue elegida para ir a Montreal en 1990 con el propósito de asistir al Primer Congreso de Mujeres Líderes. Acudió con la tarea hecha. Dedicó parte de su tiempo a realizar un acucioso estudio sobre las científicas más destacadas del país y el resultado no dejó de ser sorprendente. "Entrevisté a las ganadoras de Grants y proyec- tos Fondecyt. Muchas de ellas habían bajado su perfil para no tener conflic- tos laborales ni conyugales. Preferían no gozar de mayor reconocimiento que sus maridos porque eso podía afectar sus matrimonios. Esto no ocurría en todos los casos pero sí en la mayoría. Sin embargo, las cosas han cambia- do en diez años. Sin ir más lejos ya se perfilan dos candidatas para la presi- dencia de la República, eso nos dice que el país está cambiando y para me- jor". La doctora Pinto fue parte por varios af10s del Comité de Mujeres Líde- res de nuestro país, que vino a ser la manifestación nacional de la reunión en Canadá. "Era un grupo muy activo, formado de profesionales de diferen- tes áreas. Fue difícil mantenerlo vigente porque quienes lo conformaban estaban permanentemente ocupadas. De todas maneras fue una excelente experiencia", agrega. Como hemos observado esta investigadora ha dedicado una vida entera a la educación y si hay algo que tiene bien puesto es la camiseta de la Univer- sidad de Chile. "Me importa lo que le pasa a nuestra institución, estoy pen- diente incluso de los partidos de fútbol. Quiero que nuestra casa de estu- dios gane en todo", dice con la voz fuerte y decidida. Siente que la universidad le ha dado la libertad para desarrollarse plena- mente. "Di frutos y me concedieron muchas oportunidades. Por eso mis sueños y proyectos siguen relacionados con la corporación. Quiero seguir trabajando en este plantel, dando clases e investigando". De hecho, al mo- mento de culminar esta entrevista corrió apurada a ver sus ratitas que la esperaban en el laboratorio. 154
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=