Huella y presencia (tomo IV)
DRA. TERESA PINTO SANTA CRUZ* Premio ''Amanda Labarca 2000" LI.Ev,1 51 ,1Ños Dl:J>JCA/)11 A 1.,1 c11,Nct,1. De espíritu inquieto, carácter creativo y emprendedor, no ha perdido esas ansias irreprochables por aprender, las mismas que la impulsaron a buscar en otros lugares del mundo conocimien- tos novedosos que más tarde compartió con sus estudiantes y colegas chile- nos. Hoy sigue trabajando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Su energía se irradia con fuerza en las salas de clases y laboratorios del Campus Norte. Aunque ya cumplió 78 años continúa investigando y publicando en revistas de gran relevancia. Dice que no quiere retirarse por- que al jubilar "a uno le sobra el tiempo". Reconoce que está enamorada de su labor docente en grupos y de la investigación. No podría ser de otra forma si consideramos que esta mttier destacada obtuvo el premio Amanda Labarca en 1990. "Me entretengo mucho con lo que hago. El contacto con los estudiantes para mí es fundamental; los jóvenes son tan habilosos. Me encanta que me discutan o planteen sus dudas. Me gusta dialogar con ellos", dice la doctora Teresa Pinto Santa Cruz, ejemplo de vida y baluarte de la Casa de Bello. La académica se recibió de médico cintiano en 1947. Apenas obtuvo su título se embarcó en una aventura que la llevaría hasta el laboratorio de neurofisiología del profesor Philip Bard, un prestigioso científico norteame- ricano que trabajaba en eljohns Hopkins University School ofMedicine. "En esa época yo era ayudante de la cátedra de fisiología. El profesor Francisco Hoffmann, quien había creado el Instituto de Fisiología en la Universidad de Chile y había potenciado la dedicación exclusiva para la in- vestigación entre los académicos del plantel, me ofreció una beca para que viajara a Estados Unidos a perfeccionarme en un área que era prácticamen- te desconocida en nuestro país, la neurofisiología". Sin pensarlo mucho aceptó. Apenas sabía inglés y sus conocimientos so- bre el sistema nervioso eran muy básicos. "En Chile la fisiología del sistema nervioso estaba en pañales. Recuerdo que en esos años, mientras estudiába- mos medicina, asistíamos a una clase de reflejo y eso era todo. Aún así quise ir a trabajar con el doctor Bard porque cuando él había estado en nuestro * Esra conrribución fue elaborada por la periodisra Srra. Cecilia Coddou Schilling, de la Faculrad de Medicina de la Universidad de Chile. 149
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