Huella y presencia (tomo IV)
HLIEI.I J\ Y l'JU,~<;E~CIA IV grupo de Teresa, una de las Asisten tes antiguas, se lleva dos piedras a la boca del tamaño de un caramelo y sin motivo aparente, las traga. Que un niño de 4 años se trague dos piedras no es un hecho menor. Veamos las reacciones y los comportamientos. A esta altura del relato se puede relacionar los hechos y los conceptos, las respuestas de cada cual según las personalidades, las sensaciones, las emo- ciones y las atribuciones frente a una situación inesperada. Las personas reaccionan diferente como consecuencia de su personalidad, como eviden- cia de una percepción distinta ante un mismo hecho. En determinadas cir- cunstancias, las no rmas institucionales, los conocimientos de p rimeros auxi- lios y lasjerarquías formales e informa les pasan a un segundoJugar para dar lugar a equilibrios emocionales, al conocimiento y seguridad en sí mismo, que se observa en actitudes, ya sea de acción o de paralización. María, Oiga y Teresa se quedaron estupefactas, sin capacidad de reac- ción inmediata, atónitas no podían creer lo que sus ojos habían presencia- do , a pesar de la exuberante personalidad que d emostraban en otros am- bientes, de su experiencia y de capacidades, no atinaron a nada en un pri- mer momento. Desde lejos, Ángela que había visto como Nicolás se llevó las piedras a la boca, corrió hacia éste, al llegar a su lado vio que el niño comen- zaba a ahogarse, cambiando a un tono lívido, síntoma de cianosis. Lo toma poniendo la espalda del niño hacia su cuerpo, asiéndolo firmemente y anu- lando sus manos contra su tórax para evitar sus movimientos, empuña su mano izquierda, la ubica a la altura de la boca del estómago de Nicolás y con la mano derecha, con fue rza, golpea el pui'io izquierdo. Una primera pie- dra, seguramente la segunda que se había tragarlo, sale expulsada por la boca. Ángela, muy segura y consciente de lo que hacía, con toda propiedad, repite la operación con el puño izquierdo golpeando fuertemente con su mano derecha. La segunda piedra sale por la boca del nii'io. Ángela al darse - cuenta que la operación se ha cumplido, gira al nii'io y lo ubica frente a sí. Se agacha en cuclillas, lo mira ftiamente a los ~j os, le pregunta algo, comprue- ba que está bien, lo besa tiernamente en la mejilla mientras con su mano derecha acaricia su cabeza. Se levanta y le dice con voz suave que continúe jugando, pero esta vez sin piedras. Terminada la escena, Ángela levanta la vista y mira a su alrededor, comprobando que todas las Asistentes, incluida una Educadora, sin decir una palabra, obsen 1 aban perplejas, con admira- ción, lo que había hecho. Teresa, la encargada de ese grupo, agradeció a Ángela por la forma en que actuó y, todas, sin excepción, reconocieron sus capacidades y habilidades, con respeto por la persona que fue capaz de ir más allá de la norma, de las estructuras, d e los procedimientos y de los su- puestos liderazgos. Una Educadora llevó al niño al Servicio de Urgencia mientras otra pe rso- na avisaba a la mad1·e de Nicolás. El médico que revisó al niño no encontró nada anormal físicamente, lo que fue ratificado con la radiografía de tórax que se realizó media hora después del hecho. Nicolás volvió a su grupo una 146
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