Huella y presencia (tomo IV)

GER~·IÁ:'\ Ac:USTÍN R~JAS MOYA vocacional e intereses en cuanto a la atención de los infantes en el desarro- llo de los aspectos cognitivo, afectivo y psicomoto1: En este grupo, tres de ellas, más experimentadas, asumían un liderazgo en los hechos cotidianos, en las tareas, en las actividades informales, en influencia velada sobre la jefatura, tanto en aspectos referidos a la programación como en la asigna- ción de los trabajos, sin que ello significara desmedro de la capacidad y autoridad de las Educadoras. Comparativamente con estas tres personas, el grupo asumía una postura contemplativa como una demostración tácita de no involucrarse en conflic- tos estériles, no por falta de compromiso, sino más bien como una forma de mantener al grupo en un estado de no beligerancia en beneficio de los propósitos educativos. Por lo demás, las relaciones, en general eran buenas y los conflictos nunca fueron trascendentes o de importancia como para afectar el clima del grupo. Existía un claro compromiso en el cumplimiento responsable de sus labores, en un clima sano, controlado y buen sentido de trabajo de equipo. Entre las Asistentes María, Oiga y Teresa, más experimentadas y con cla- ra demostración de sus personalidades, actuando individual o en conjunto, influían en el comportamiento de las más novatas. Una de lasjóvenes, Ángela, con una personalidad inu·overtida, comprometida en sus labores, nunca una queja, tampoco aspavientos referenciales por su trabajo, cumplidora silen- ciosa de la atención de los niños entre dos y tres años asignados a su grupo, representaba una imagen opuesta a las tres aludidas anteriormente. Como se observa, ambos comportamientos difieren; las más antiguas, que "todo lo sabían", elocuentes en su lenguaje, con auto-liderazgo referencial, demos- traban inconscientemente la cultura general, casi peyorativa, de la adminis- tración pública, en que los años de permanencia constituyen grado, la ruti- na se asocia al procedimiento y la personalidad burocrática es la costumbre. En cambio, el comportamiento de Ángela, novel, con poca experiencia y con claro sentido vocacional, silenciosa, casi desapercibida, a punto de ser intrascendente, pero eficiente, reflejo la voluntad de ciertajuventud que se enfrenta, cual Quijote, a molinos de procedimientos burocráticos que obs- taculizan su iniciativa hasta que "internaliza" la cultura de las instituciones públicas, que transforma la creatividad en frustración, en costumbre, en comportamientos laborales que forman parte de una desesperanza aprendi- da. Una mañana, cerca de las 10.00 horas, los niños tenían un descanso en el patio del Jardín, un espacio de tierra y algunos árboles, cerrado, con juegos de columpios, toboganes y balancines, en que, libre y espontáneamente, juegan, corren, saltan, se rozan, caen, lloran y ríen, bajo la mirada de las Asistentes ubicadas en distintos lugares. Angela cerca de su grupo, entrete- nida con los niños. Las más antiguas, un poco más distantes, pero atentas, conversan amenamente. En un momento, frente a la mirada de todas, con la rapidez que caracteriza a un niño, Nicolás, de 4 años, perteneciente al 145

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=