Huella y presencia (tomo IV)
HL' El.l , \ Y l'IH-~~E:-:CIA J\' El primer componente, la Estrategia, hace referencia a la división y agru- pamiento de las actividades que se deben ejecutar para cumplir con su ra- zón de ser; la autoridad y responsabilidad; las jerarquías asignadas a cada uno de los puestos que ocupan sus miembros y las relaciones que se dan enu·e ellos para el cumplimiento de las metas. Los Sistemas son las condicio- nes y los acuerdos relacionados con la manera en que se manejan los proce- sos de información, comunicación, Loma de decisiones, entre otros, y los flujos de bienes y efectivo. Por último, la Cultura se identifica como la suma de las opiniones individuales, los valores compartidos y las normas que regu- lan a los miembros de la organización. Más de ciento cincuenta años de vida convierten a la U¡iiversidad de Chile en una institución concomitante con el nacimiento de la República, por tanto una organización que ha trascendido en el tiempo contribuyendo al crecimiento del país, adaptándose a los avatares y vicisitudes propios de una nación joven , con ancestros indígenas indomables e inmigrantes buscadores de gloria perdida en su tierra natal, enclavado en un rincón del mundo y condicionado por fronteras naturales de bella estampa, pero que lo limitan a ser un observador de los acontecimientos que ocurren en paísés industrializados. En ese ambiente, la Universidad ha sido un bastión en la construcción del país, aportando formación de gente notable que deslum- bra inteligencia al servicio público. Larga es la nómina de próceres que han dado sinergia a las actividades públicas que han hecho crecer a los habitan- tes de esta tierra. Pero también es extensa la nómina de preeminentes per- sonas que al interior de la Universidad, en forma anónima, figurando sólo en listas de pago, caracterizadas por una capacidad impresionante para cum- plir una labor incesante, cual hormigas, han aportado para mantener a la Universidad en el primer lugar en la educación superior en e l país. Esos hombres y mujeres que hicieron la Universidad, son los mismos que hoy, desde cada puesto de trabajo, la sostienen con constante bregar y compro- miso con la Casa de Bello. Por eso, no tan sólo los primeros deben conside- rarse próceres, sino también los segundos, pues son merecedores de igual connotación, reconocimiento y aprecio. "Huella y Presencia" rescata a la gente de la Universidad, que han dado vida a estos muros de piedra yde cal, conjuventud "como un río sonoro que ha sido agua fresca para su eternidad". Aquellos que recuerdan con cariño al egresado, colaboran diligentemente con maestro y atienden prestamente al estudiante. Los que no figuran en el himno universitario, pero que llevan el azul en sus venas, que cuando se alejan entierran los cimientos de luz en su corazón. Nada habría sido posible sin el concurso de estas personas. Es una verdad que no requiere demostración, pues su presencia ha dejado huella en las aulas y rincones de la Universidad. En este ambiente es que parece importante recordar la metáfora preli- minar, por cuanto las personas y sus emociones, sus valores y sentimientos, han sido las que han guiado la dinámica universitaria, para que la Universi- 142
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