Huella y presencia (tomo IV)
PROF. Luis A. R1vt:Ros Los ALCANCES PARA LA FOR\1ACIÓ!',; l'ROFESI0:--1Al. Estas tendencias recientes en nuestro comportamiento social ha alcanza- do en gran medida al propio desempeño y la formación profesionales. En realidad, el profesional exitoso se observa hoy día exclusivamente como aquél que ha logrado mejorar notoriamente su estándar de vida, accedido a reco- nocimiento en términos de la demanda por sus servicios. Es este un ideal que ha permeado sustancialmente la idea de un desempeño universitario "adecuado" en términos de formar individuos exitosos. La vieja escuela con- sistente en formar individuos pensantes, formados en el espíritu de supera- ción, y en la cultura de entregar -obviamente no exento de las debidas re- compensas- ha ido sustituyéndose por la idea de un "producto" que maximiza sus ganancias en el mercado, y que sigue invirtiendo subsecuentemente en su propia superación, en la medida en que ello garantizará su éxito sosteni- do en el ejercicio. Este ideal de vida ha sido reforzado en forma importante por el énfasis en el pago que cada uno debe efectuar por su educación, vista entonces como un mero proyecto individual (o familiar) de inversión, cuyo retorno se considera legítimamente extrovertido en el desempeño en el mercado profesional. Ciertamente, nadie podría pensar que el desempeño profesional deba constituir un ejercicio de pura bondadosa entrega. Siempre los profesiona- les han obtenido un retorno importante ligado a su desempeño, constitu- yendo ello el premio a años de desvelo y preocupación por aprender y dis- poner del conocimiento para los demás. Cosa distinta es que el profesional sea visto exclusivamente como una "mini-empresa". Hay aquí, por una par- te, un concepto de inversión social al que cada uno está obligado, ya que en mayor o menor medida se incorporan recursos sacrificados por parte de la sociedad como un conjunto, y que deben tener un retorno en términos del aporte de aquellos más calificados. Pero, en forma más profunda, la cues- tión reside en el carácter humanista que han ido perdiendo las instituciones formadoras, obligando a enfatizar los aspectos materiales por sobre todo, las más de las veces forzadas al auto-financiamiento. Esta pérdida la que en gran medida afecta la formación profesional hoy en día, tal y como la escasa formación valórica afecta a la educación vista como un todo. l~l'LIC'.ANCIAS PARA LA FOR~ACIÓN \1l(l)JCA El problema que se menciona más arriba tiene una particular connota- ción en cuanto a la formación médica. Ciertamente, la misma ha estado profundamente afectada por el ideal de lograr profesionales exitosos, capa- ces de concretar significativamente los retornos a "su" inversión. Esto ha llevado al crecimiento indiscriminado en el número de escuelas de Medici- na, y al enorme desarrollo de la matrícula, y del posterior egreso, en forma indisimuladamente vinculada al logro material, y con escaso énfasis en la 137
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