Huella y presencia (tomo IV)

des. La conciencia crítica y autocrítica de los artistas dignos de ese nom- bre contribuye a forjar la identidad. Es capaz de enfrentar el desafío de los modelos retóricos ajenos y universales, característicos de nuestro tiempo de creciente intercomunicación, transformándolos creativa- mente o sirviéndose del contacto para dar una nueva mirada a la tradi- ción y enriquecerla. Empecé a investigar sobre los intérpretes de arte: actores, músicos y artis- tas de la danza, como, igualmente, acerca de los artistas visuales. Hasta en esos campos ha sido importante el compartir inter o multidisciplinariamente con los médicos. En 1994 el Dr. Ennio Vivaldi me pidió que hablara en el acto inaugural del 5 2 Congreso de la Sociedad Latinoamedcana para el Es- tudio del Sueño. Mi exposición "Presencia del sueño en el Arte de Latinoamérica" trató, por un lado, el tema del sueño en las artes visuales, la música, las artes escénicas y el cine. Por otro, dio a conocer los resultados de un estudio exploratorio sobre el soñar y los sueños en artistas visuales profe- sionales y su comparación con un grupo control de no artistas. Nuevamente el trabajo con el grupo médico gatilló en mí el impulso de avanzar más en el tema: publiqué un libro al respecto y estoy realizando investigación sobre esta materia. De ese Congreso surgió el ímpetu y el encuentro con uno de los más importantes investigadores sobre el sueño, como lo es el Dr.J. Allan Hobson, Profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, y Director del Laboratorio de Neurofisiología. Un artículo, recientemente publicado en una revista académica, sobre "Vigilia y Sue1i.o en la Pintura de Benito Rojo", será resumido por el científico en el libro Angels to Neurons: Art and the New Science ofDreaming, en preparación junto al historiador de arte de la Univer- sidad de Boston, Helmuth Wohl. Me ha solicitado la reproducción en colo- res de uno de los cuadros analizados del anista chileno. Por último, en lo más cotidiano, ha sido especialmente significativo para mí pertenecer desde hace diez años, a los grupos de estudio de FONDECYT en el área de Artes, primero con las Humanidades, y en la actualidad, con Arquitectura. Mi participación en los grupos de estudio ha tenido como finalidad promover la investigación en artes. Estar en FONDECYT y perte- necer a la Comisión Superior de Evaluación Académica, han sido y son ex- periencias riquísimas, un proceso de ap1·endizaje permanente en la ecuani- midad y la justicia que debe basarse en datos objetivos y a partir de ellos saber preguntar, escuchar y formarse una opinión cabal sobre la calidad académica puesta al servicio de la excelencia universitaria. La tarea evaluadora es difícil, ingrata y a veces dolorosa. Lo es, porque se siente la enorme res- ponsabilidad de dar curso o no a la aspiración d e ascenso e n la carrera aca- démica y todo lo que ella connota. Estas funciones que comparto con uni- versitarios de gran jerarquía, están abiertas a la crítica y son muchas veces incomprendidas. Sin embargo, en ellas sejuega en parte importante el futu- ro de la Universidad, la modernización del país y la calidad de vida de su 132

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