Huella y presencia (tomo IV)

PROF. M!MÍ MAR!1'<WIC: ZIATAR investigación y aplicación de las ciencias en nuestro país, preparar los presupuestos para la distribución de los fondos que el Gobierno desti- ne a esos fines o que se consiga de la cooperación internacional. A su vez, el informe de la Comisión de Artes Plásticas, preparado por el Director del Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile.Jorge Elliot, con quien compartí la redacción, puso énfasis en la nece- sidad de un florecimiento artístico importan te para asegurar el desarrollo del país y en cómo las artes ponen en evidencia el vigor imaginativo y el impulso creador de un pueblo. Destacamos la necesidad de darle a la educa- ción artística un lugar central y no secundario en e l proceso educacional. La formación integral y dinámica que permite la educación artística, como un medio natural de cultura, facilitaría la expresión de las potencialidades crea- doras del chileno en todos los campos del saber. Se propusieron una serie de medidas gubernamentales y legislativas, algunas de las cuales han llegado a ser realidad en el tiempo. La actualmente llamada Ley Antúnez, fue el resultado del aporte de los artistas participantes en ese Congreso transmiti- do al parlamentado Alberto Jerez para su formulación como proyecto, que sólo se vino a reglamentar en la década del noventa. El reunir a representantes de las llamadas por Snow "Las Dos Culturas", fue un acierto; permitió el desarrollo de una visión amplia del concepto d e intelectual que supera e l tradicional cisma entre humanistas y científicos y la situación deficitaria que todavía persiste en la investigación acerca de las artes. Cuando Frei asumió el gobierno con Gabriel Valdés como Ministro de RREE, fui designada con rango de Embajador a la XIX Asamblea General de las Naciones Unidas. Fue un período de sesiones muy particular, de in- tensas negociaciones, que se prolongó por tres meses. Antes de partir, el periodista Luis Hernández Parker había comentado que, probablemente, yo sería la nueva Representante Permanente de Chile ante ese o rganismo. Es posible que por la fa lta de tradición de nombrar mujeres en esa época en 01·ganismos de tanta envergadura internacional, se hacían tales presuncio- nes a partir d e la designación a la Asamblea. No era así. En Nueva Yo rk nos recibió el ex Canciller del Presidente Alessandri y Representante ante la ONU, Carlos Martínez Sotomayor, con quien mantu- vimos muy buenas relaciones. Nuestra delegación iba presidida por Enrique Bernstein, diplomático de experiencia. La jefatura de la representación cu- bana estaba a cargo del Che Guevara, entonces Ministro de Industrias. Escu- chamos el discurso del carismático Che an te la Asamblea, en el cual, no sólo expresó los planteamiento del gobierno cubano, sino que reveló, también, su magnetismo personal, talento histriónico y capacidad o ratoria. Vestido de uniforme de campaña verde-oliva, el discurso fue pronunciado con su especial acento entre argentino y caribeño, siendo capaz de imitar el habla de otras naciones de América Latina que citó en su a locución. Mientras 121

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