Huella y presencia (tomo IV)

PROF. MIMÍ M ARI M >VIC ZIATAR MEDICINA Y ARTES El 2 de enero de 1955 inició sus actividades el primer servicio chileno de Psiquiatría de enlace en un Hospital General. Los médicosJorge Torreblanca, con tradición de internista y VíctorJadresic, psiquiatra, fueron sus fundado- res con e l apoyo del Prof. Hernán Alessandri y del Prof. Alfonso Asenjo. Con el nombre d e Servicio de Medicina Psicosomática y Psiquiatría Social marcó un hito en la historia de la psiquiatría en Chile, a tal punto que el hijo médico del famoso psiquiatra a lemán E. Kretschmer, expresara al visi- tarlo, que era lo más importante que había conocido del Hospital Salvador. Ingresé a trabajar allí el mismo día de su puesta en marcha para dar desarro- llo a mi vocació n de servicio enlazada con las artes, la educación y la medici- na. Gracias a la expansión del modelo médico tradicional, por primera vez en Chile se formó un equipo profesional multidisciplinario dirigido por médicos que incluyó expertos en disciplinas científico-sociales y artísticas. El objetivo era llevar a la práctica la consideración conjunta de los fac tores somá ticos, psíquicos y socioculturales en Chile, precursora de los quehace- res actuales sobre salud mental y mejoramiento d e la calidad de vida. Fue un trabajo pionero en varias áreas d e la salud y paralelo a lo que se estaba implementando en países desarrollados. Logró integrar diferentes mode los d e práctica psicosomática e n e l marco de l pensamiento "weizsackeriano" sobre la incorporación de la persona en la medicina. En sus comienzos, su labor se vio impulsada y favorecida por la visita de muy destacados médicos extranjeros. Puso en acción una perspectiva abierta e integradora de diversas disciplinas y metod ologías en función de una aspira- ción común centrada en e l paciente. El encuentro estimuló la creatividad y la ampliación del campo profesional en varias carreras de la salud, especial- mente en kinesiología y obstetricia. Asimismo, se dio especial énfasis al tra- bajo grupal en las acciones asistenciales y preventivas de salud y educación, con una adecuada complementación de los enfoques clín icos y salubristas, y un especial énfasis en la promoción de la salud mental en diversas áreas: desd e la salud materno-infantil hasta el adulto mayor, en estrecho contacto con la comunidad organizada. En e l IVCongreso Latinoamericano de Salud Mental de 1960 que se realizara en Santiago, 16 de los 30 trabajos presenta- dos correspondían al Servicio. Además de presemar ponencias sobre artes plásticas y psicodrama, exhibimos una muestra de expresió n artístico-visual de los pacientes. El aporte de las a rtes en el Se rvicio se canalizó por dos cauces: el de contribuir a ver, oír, dialogar y comprender al paciente; y de permitirles, al mismo tiempo, una forma de expresión creativa q ue aportara a l proceso terapéutico, a l enfrentamiento de crisis o a una vida mejor. En fo rma parale- la a lo que estaba sucediendo en países como EEUU -con las p rimeras arte terapeutas, Margarct Naumburg y Edith Kramer- , Inglaterra y los psiquia- 113

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