Huella y presencia (tomo III)
DRA. VAL.E~TINA ACO!,TA DE CROIZET tratar de no bajar la calidad, no sé como no perecíamos en el intento. Como dentro del horario no se alcanzaba a realizar todo lo propuesto, aunque tuviésemos jornada completa, seguíamos en la casa estudiando, confeccio- nando pruebas de elección múltiple, corrigiéndolas, preparando reuniones con los clínicos ... y en el tiempo libre publicando investigaciones. Durante algunos años tomé "dedicación exclusiva". De repente a unaAutoridad nues- tra se le ocurrió mutilar los horarios de trabajo de todos los médicos del hospital que tuvieran jornada completa, aconsejándonos que fuésemos a otros hospitales a completar horario. Así, se "racionalizarán" los gastos de la universidad y "mi General Toro quedará complacido" (era el Rector en esos momentos). Y luego agregó la dicha autoridad: "se darán facilidades para no perjudicar a la gente que puedajubilar al tener ya veinte años de Servicio aunque no tenga la edad ni el tiempo que dice la Ley". Tampoco se usaba dar indemnizaciones de ningún tipo, ni justas ni de las otras escandalosas. Sólo el desahucio y la jubilación. Nunca había sido testigo de un insulto tan grande de lesa Universidad. Los médicos quedamos consternados. Nos dolió la Universidad. Volviendo a lo agradable, al recordar la docencia de pregrado a la cual daba tanto de mí, en clases a todo el Curso o en los "pasos prácticos" de macroscopía y de microscopía a grupos de quince alumnos, todo esto en turnos con los demás patólogos, me viene a, la memoria cuando aún era profesor el Dr. Ismael Mena, un día singular. Era la última Clase Magistral del año del profesor y lo acompañábamos los tres o cuatro patólogos de la Cátedra. Al finalizar su exposición los alumnos rompen en aplausos de gran inten- sidad y muy prolongados, no usuales en aquel entonces. Todos estábamos muy contentos, casi sorprendidos, tanto más que ese curso al llegar a noso- tros traía fama, tal vez inmerecida, de ser alumnos muy díscolos y difíciles. El Delegado de Curso se acerca al profesor y agradece en nombre de todos, la enseñanza entregada y la acogida humana que recibieron de todos noso- tros, por no haberlos discriminado, pues desde el Primer año de la Carrera hasta Cuarto año eran como parias porque cargaban el sambenito de haber comprado las respuestas de una prueba. Seguidamente le da un gran abrazo y le entrega un paquete con botellas de champaña. Nosotros con tanto trabajo, ni siquiera sabíamos estos entretelones, lo que fue muy bueno. Es para recordar a SanJuan de la Cruz, gran poeta y místico español, que dejó escrito: "Pon amor donde no hay amor y sacarás amor". No terminó ahí lo sucedido. A continuación del obsequio de champaña, dos alumnos se dirigen a la puerta principal del Auditorio y cogiendo las hojas de ella, las abren y entran dos alumnos portando un enorme canastillo de gladiolos rodeados de cintas, se dirigen a mí y al entregármelo el Delegado dice: "Re- ciba Dra. Croizet, este obsequio de homenaje nuestro porque usted además de enseñarnos Anatomía Patológica ha sido para nosotros, una educadora. 89
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