Huella y presencia (tomo III)
DRA. VAI.E:-STINA Acrn,,A m-: CRrnZET Era apuesto, alto, buen mozo, ágil, con gran desenvoltura escénica. Su enseñanza de Pregrado se orientaba a la formación de médicos generales con sólidos conocimientos de las bases anatómicas de las enfermedades para comprender los signos y los síntomas clínicos de ellas. En el Postgrado se reforzaba la enseñanza de la Morfología. Sus clases expositivas eran real- mente magistrales, nadie se aburría. Cuando intercalaba algo gracioso, salpimentado de malicia era el esprit francais que alivianaba la temática gris de la Enfermedad y de la Muerte. La gracia gala burbujeaba en él como la champaña. Otra de las actividades fundamentales eran los Cursos Prácticos (Pasos Prác- ticos) de Macroscopía en que se nos enseñaban las alteraciones anatómicas de los órganos de los fallecidos recientemente en el hospital y se les había practica- do autopsia. El primer encuenu·o y diálogo que tuve con él fue a raíz de esta actividad que por vez primera le tocó al grupo de alumnos en que yo estaba incluida . Eramos doce, once varones y la que habla, en la sala de Anatomía. Nosotros con delantal y guantes de goma, él con terno impecable. Con su reloj de bolsillo y cadena controla la hora exacta y ordena al mozo Manuel cerrar la puerta de la sala. Quien se atrasa queda ausente. Primera enseñanza: Puntuali- dad. Más tarde le oiría decir: La ponctualitéest la courtoisie des rois" (la puntualidad es la cortesía de los reyes). Comienza a pasar lista, como un capitán que nombra reclutas, con voz firme y sonora. Al llegar a ni nombre, por ser dama, suaviza la voz y hace una leve inclinación de cabeza. Ese detalle me predispuso a estar tranquila en esa actividad desconocida y un tanto impresionante. Miró al grupo y me escogió para que examinara el corazón de una enferma fallecida un día antes. El resto del grupo dio un suspiro de alivio por haberse librado de la situación. El Profesor Croizet seguía más o menos el método socrático al interrogar y enseñar. Después que el alumno observaba cuidadosamente la pieza anató- mica empezaban sus preguntas. Había que tener conocimientos básicos de Anatomía Normal, de Fisiología, Fisiopatología y también de Semiología para correlacionar luego anomalías morfológicas con función alterada. Con el prolijo estudio anatómico, hasta llegar a un diagnóstico preciso morfológico nos llevaba a una reconstitución escénica de síntomas y signos presentados en vida de los enfermos. En el caso particular que me tocó analizar se trataba de una valvulopatía mitral, causada por enfe rmedad reumática. Lo más sor- prendente para mí fue que ese profesor con fama de muy exigente, en vez de confundir o intimidar, alentaba con su actitud para que los conocimientos afloraran. A cada respuesta buena seguía una felicitación, lo cual no era de habitual ocurrencia en la escuela. Al sufrir la que habla una equivocación, algún compañero inició una risita tal vez nerviosa. Bastó esto para que él se molestara preguntándole si sería capaz de contestar tantas preguntas sin erro- res y "que si la Srta. Acostase ha equivocado una vez es por mi culpa porque le he disparado preguntas difíciles como una ametralladora". Luego volvién- dose hacia mí, dijo: "Perdóneme usted señorita". Ycontinuó desarrollándose 81
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