Huella y presencia (tomo III)

lil'EI.lA Y l'Rl•~~l•::--iC.IA 111 aven turas intelectuales más grandiosas que es posible acometer. La Ciencia es una empresa que avanza ve rtiginosamente, a pesar del carácter conj etu- ral de sus afirmaciones. El progreso científico - tecnológico ha sido fruto de la prodigiosa capaci- dad inquisitiva del espíritu humano, hurgando en los más recónditos luga- res del Universo. Nunca se dice bastante respecto de esa cualidad creativa tan maravillosa que el hombre posee, que hace de é l un ser único que lo distancia de un modo inconmensurable de toda otra creatura terrenal. Rara vez se piensa suficientemen te en este atributo específico que los frutos de la ciencia pone en descubierto, gemas de su creatividad , que surgen de su vocación de saber como productos comparables a las obras maestras de la creación artística. Ambas creaciones e levan la dignidad del ser. El Huma nismo se nos aparece como una fuerza conservadora, estabilizadora, celosa guardadora de los valores tradicionales, mientras que la Ciencia con su incansable tentativa de avanzar y afán analítico de explicar los "Cómos" del mundo físico es una fuen te de innovaciones impredecibles. En efecto, entrega conocimientos, todo nuevo conocimiento tiene el poten- cial de erigirse como en un formidable mo tor de cambios, y muchas veces resulta ser e l elemento de desestabilidad del conformismo social. Es así, que alguien ha propuesto que en vez de referirnos a la Ciencias y al Humanismo como los dos pilares de la Cultura, debiéramos imaginar a ambos como un monolito con dos caras, similar a la estatua mitológica del dios fano de los romanos, al que se representaba con una cara, mirando hacia el pasado, la del Humanismo, siempre vigilante velando por la tradición; y con la otra cara, la de la Ciencia escudriñando el futuro en busca de lo nuevo, con la esperanza de e levar la condición humana. De hecho, la ciencia es el único producto de la creatividad humana que está en continuo progreso, por lo cual podemos decir, con fundada seguridad que "hoy sabemos más que ayer, y que mañana sabremos más que hoy". Se ignora además, la dimensión estética de la Ciencia. La Ciencia es el len- guaje más cercano a la realidad para describir el mundo; la fuente de predic- ción más precisa al se1vicio del hombre; el medio que confiere más poder a la humanidad para su supervivencia, utilizando los recursos del ambiente. Ade- más, algo que muy raramente llega a oídos del lego. La Ciencia es uno de los caminos venturosos para ir al encuentro de una belleza ignota. El quehacer de un científico no es un mero descubridor que saca a la luz lo que estaba oculto en el aparente caos; no sólo un hacedor de técnicas sutiles y de notable eficiencia, sino que es un privilegiado buscador que puede deleitarse con la contemplación de estructuras, de formas, de proce- sos de gran belleza, de mecanismos de deslumbrante armonía y de orden que tal vez nunca antes habían sido descritos; vive instantes de silencioso romance con el mundo físico vivien te o no viviente que ofrecen una enor- me diversidad de procesos, estructuras que en la variedad de sus partes man- tienen una básica unidad y coordinación del conjunto que sobrepasan los 70

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