Huella y presencia (tomo III)

HUEUA V l'Rr.StNCIA 111 que no desea ausencias. Esa energía silenciosa alumbró nuestros desvelos y nos permitió continuar la travesía con en tusiasmo. Vuelvo a mirar la fuente a los pies de los pilares recios de la vieja escuela y que ilustra la portada de este tercer tomo. Si bien esos muros antiguos han ido cediendo con el paso d el tiempo, creemos en el agua, en la vertien- te esencial, evidente, que todo lo renueva y fortalece. Regresamos al punto d e partida, en su ecuación perfecta: no podemos borrar las huellas, es preciso animarlas con la luz d el sentir humano, com- prensivo, estrechar la mano temblorosa que se levanta saludando a los que vienen. Si entendemos eso, este círculo que otra vez simbólicamel'l/te cerramos, debe ser una aldaba dispuesta a levantarse en procura de nuevos desafíos. Los tramos sumados algún día se encuentran, las etapas y los personajes entregan su ofrenda de pioneros, de audaces, de visionarios y es entonces cuando la huella y la presencia unen sus manos en el ánfora universal del tiempo. De la vida. 8

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