Huella y presencia (tomo III)

HUI\LI.A Y l'RESE:S:CIA 111 mañana siguiente muy temprano, al hacer su travesía a toda máquina. Pre- fiero no recordar la claustrofobia de viajar toda la noche en un minicamarote, amanecer en el canal de Beagle, constatar la velocidad del navío, no marear- se al salir por un par de horas al mar abierto, pero llegar a tiempo para cumplir mis tareas. Al regreso, cuando constaté que el avión correo naval era un curioso y pequeño artefacto volante (entiendo que rezago de la P Guerra Mundial), añoré la travesía marítima de ida. Debo aclarar que pese a mis aprehensiones, el vuelo a Punta Arenas fue óptimo y me permitió una visión extraordinaria de islotes, canales, fiordos e icebergs, que creí sólo se veían en los documentales de T.V. X El epílogo de todo archipiélago debe ser la vista global del conjunto de islas e islotes. La carta geográfica de mi querida Facultad ha cambiado mu- chas veces de nomenclatura. Fui Secretario de la Facultad de Medicina Nor- te, nominado para ello por el Decano de entonces, Prof. Dr. Elías Cumsille, a quien aprendí a apreciar por su corrección y franqueza. El me dijo, cuan- do me solicitó aceptara ese cargo, que le ayudara a comprender el mundo de la investigación y las ciencias básicas ya que en cambio, conocía bien el del hospital. Cuando me pedía algún consejo sobre a quién nombrar para determinada Comisión, me sorprendió al comentar: Sí, esa persona tiene todas las cualidades que Ud. dice, pero para la labor para la cual se la nece- sita, ¡lefalta chassis! Quisiera creer que esta característica automotriz, tan difícil de definir, pero tan elocuente en esta irónica expresión del Prof. Cumsille, ha mejora- do en nuestra comunidad académica. Nuestra ruta de navegación por el Océano Universitario también ha variado. He sido docente de una Cátedra (o varias) en el antiguo Institu- to Juan Noé. Luego Profesor de un afamado Departamento (Biología Celular y Genética), sea de la Facultad como de la Vicerectoría Norte según una curiosa división geográfica de nuestra Universidad de Chile en Santiago. Mi buen amigo Norbel Galanti se ha referido en Huella y Presencia II a avatares académicos, como la Reforma Universitaria o po- líticos como el Gobierno de la Unidad Popular y el golpe militar. A todas estas vicisitudes ha sobrevivido la vida académica de nuestra Facultad. Hace pocos años, la estructura de las Ciencias Básicas en ella se ha reor- ganizado originando por endomitosis al ICBM, la reforma docente de pregrado avanza, no sin sobresaltos, con un cu rrículum renovado, que con- tagia (y ¿afiebra?) al mundo actual de la Educación Médica. Varias Escuelas de Medicina ("la competencia") han abierto sus puertas en las universida- des privadas (se dijo que ellas eran sólo de pizarra y tiza). Y tú, mi querida Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, resurges una y mil veces cual prodigiosa ave Fénix. 62

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