Huella y presencia (tomo III)

HUF.LIA Y PRl•:SENCIA 111 de fórmulas y otras de Zoología con el Prof. G. Mann, que dejaba corretear por el aula un par de fornidas araúas "pollito", con el consiguiente pánico de mis buenamozas compañeras. Se aproximaba el día en que se publicaría la nómina de aceptados a Medicina en la Universidad de Chile. Muchos de los asistentes a la Universi- dad Católica esperaban nerviosamente dicha publicación. Yo, entre ellos, porque no disponía de los medios económicos para pagar mis estudios en la Universidad Católica (recordemos que en esos tiempos, la educación supe- rior estatal era prácticamente gratuita). No creo haber pagado en la Univer- sidad de Chile más de US$ 100 en los 7 años de carrera. La Universidad Católica requirió formalizar nuestra matrícu,Ia con plazo fatal de 48 horas antes de la nómina de la Universidad de Chil/ Me aventu- ré a confiar en que me iría bien. Así fue, pero viví las peores 48 horas de angustia de que tenga recuerdo. Un compañero mío que continuó en la Universidad Católica es hoy Decano de su Facultad de Medicina. Otro que se mudó a la Universidad de Chile, es prestigioso cardiólogo del Hospital Universitario de la Universidad Católica. Ahora sí es tiempo de ese otro lunes de marzo, 8:30 horas, Auditorio de Anatomía, Clase Inaugural de Biología. Nos recibió el Prof. Dr. Gustavo Hoecker. Su clase sobre el origen d e la vida, motivante y compleja para nues- tras ávidas mentes, produjo encontradas reacciones del auditorio. Hoecker consideró que debíamos profundizar en el tema y con gesto teatral, desco- rrió la hoja oculta de la pizarra para exhibir una profusa bibliografía donde ninguna cita estaba en castellano. Ante el clamor de todos, expresó: "El que no sabe inglés, es un castrado mental". Dicho esto, dio media vuelta y se fue. Puedo asegurar que ese mediodía, un buen número de mis compañeros se fue a matricular a clases en el Instituto Chileno Norteamericano. Tan pronto pasé a 2º año, opté por ser ayudante alumno del entonces Instituto de Biología Juan Noé. Por un par de años fui ayudante de Embriología, fascinado por las reuniones llamadas de "cultivo de la discipli- na", con el Prof. Dr. Orlando Badínez, con quién realicé una pequeña uni- dad experimental para alumnos (ya entonces se habían inventado). Hace pocos años las redescubrió Claus Behn y se realizan actualmente como acti- vidad del Programa de Fisiología del ICBM y también del Programa de Mor- fología. Descubrí con admiración que el Prof. Badínez preparaba sus clases le- yendo textos en 6 ó 7 idiomas, incluido el griego. Los ayudantes alumnos conside rábamos complicado enseñar el desarrollo del sistema nervioso (Neurradio I, Neurradio 11, etc., eran las guías de Trabajos Prácticos). De- cíamos que eran un "corcho", pero enterados que la desinencia "orna" en griego significa "colección de" (explicado así por Badínez a propósito de la colección de tejidos diversos hallados en un teratoma), resolvimos que el desarrollo del SNC era un "corchoma". Muchos años más tarde, el Prof. Badínez tuvo una licencia médica, aque- 52

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