Huella y presencia (tomo III)

Hl'ELLA Y l'RESE,';CJA 111 Esto hizo que médicos de regiones solicitaran una estadía de observacio- nes en esta Unidad, entre ellos, el primero fue el Dr. Hernánjeria de Con- cepción y después el Dr. Jan Mac-Nab de la Serena, a los que han seguido muchos más. El haber sido designado "attaché" del Dr. Benaim, me permitió conocer muy de cerca su arrolladora personalidad y su inagotable capacidad de tra- bajo, por lo que en forma muy sutil le hice sentir mis deseos de conocer su Instituto. Estoy seguro que el Dr. Benaim acusó recibo de la indirecta pero no lo manifestó. Poco tiempo después, a raíz de una Jornada Río Platense de Cirugía Plástica, que se realizó en Mar del Plata, me cursó una invitación para asistir a ellas, la que incluía al regreso en Buenos Aires, 4'!1ª estada de una semana en su Instituto, en calidad de "Interno". Acepté ambas oportunidades; fue muy provechosa la permanencia en el Instituto, ubicado en ese tiempo en la calle Lavalle, en todo lo referente a pacientes y tratamiento, lo que se aplicó posteriormente, dentro de lo posi- ble a nuestros niños. A mediados de 1967, una nueva invitación del Dr. Benaim me llevó a Buenos Aires, oportunidad que esta vez me permitió alternar con lo más representativo en Quemados de Europa, ya que allí estaba Fernando Enríquez de Salamanca, Jefe del Centro de Quemados de la Paz de Madrid; el Dr. Pierre Colson,Jefe del Saint-Luc de Lyon y varios más, con quienes tendría la oportunidad de alternar al año siguiente en sus propios Servicios con motivo de la Beca O.M.S. Marchando con viento a favor esta Unidad y teniendo la oportunidad de poder hacer esporádicos y cortos viajes al extranjero para asistir a Congre- sos o Cursos sobre el particular, se llega a mediados de 1967, fecha en que el Gobierno Chileno llama a Concurso para llenar dos Becas otorgadas por la O.M.S., para quienes hubiesen demostrado haber agotado las posibilidades de aprendizaje sobre Quemaduras en el país. Fuimos favorecidos con esta beca, el Dr. Mario Garcés S., quien en ese momento eraJefe del Departamento de Cirugía Plástica en el Hospital Barros Luco y quien escribe estas líneas. Iniciamos juntos esta beca, en febrero de 1968, partiendo por México, enseguida visitando todos los principales Centros de U.S.A., desde Texas hasta Chicago; de allí saltamos a Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Espa- ña. Fue un viaje extremadamente cansador pero adquirimos una serie de conocimientos muy valiosos y especialmente provechosas fueron las relacio- nes establecidas con especialista de diversas nacionalidades, muchas de las cuales se mantienen hasta el día de hoy. En una de las reuniones internacionales del Comité Ibero Latino Ameri- cano sobre Prevención y Asistencia de las Quemaduras (CILAPAQ), realiza- do en México tuve el señalado honor de ser elegido Presidente de la Institu- ción, pese a que no estaba presente en la reunión lo que me significó cono- cer muy de cerca todos y cada uno de los más importantes Centros de Que- 38

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