Huella y presencia (tomo III)

RECUERDOS DE UNA TRAYECTORIA JAMAS SOÑADA Dr. René Artigas Nambrard M uc:11,1.,· \1/éUé\ EN msn,v1¡1s Cll!CUNS'li \NCIAS, diversas personas me han for- mulado idé ntica pregunta: "¿Por qué Ud. se dedicó al tratamiento ele las Quemaduras?" Para ser honrado, no sé la respuesta. Nunca ese pensamiento ocupó mi mente, ni cuando niño , ni como estudiante ele medicina, incluso ni siquiera en el curso ele los primeros años ele mi ejercicio profesional. Nac í en plena Araucanía, muy cerca ele las márgenes del río Cau tín. Para facilitar mis estudios y los ele mi hermano, parte de la familia se radicó en Temuco y allí, en el Instituto San José, dirigido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, terminé mis estudios, hasta lograr el Bachillerato ele la época. Poco después ingresé a la Facultad de Medicina d e la Universidad ele Concepción, por el doble motivo de la cercanía para con los míos y por el ahorro económico que significaba. Pero en aquella época esto sólo era posi- ble hasta cursar 4 2 año, después e ra necesario continuar la carrera en la Universidad de Chile, donde nos e ncontrábamos con los alumnos ele la Universidad Católica, que por idéntico motivo debían emigrar ele su Unive r- sidad. Esta curiosa mezcla e n 5 2 ai'io de Medici na ele tres universiclaeles, con distinto raigrambre de alumnos, diversos criterios ele profesores y también muy dispar situación económica de los alumnos, significaba una mezcla po- tencialmente explosiva, especialmente en los extremos, por lo que noso- tros, los de Concepción, hacíamos ele campo neutral, fe lizmente logrando siempre nuestro objetivo, lo que al final se tradujo en una mezcla homogé- nea, agradable y simpática. Llegar a Santiago, la ca pital desconocida y aclimatarse a ella fue tarea difícil y larga, pero como para la juventud prácticamente no hay problemas, sorteamos esos años con mínimas dificultades. El Internado, era para nosotros imperioso realizarlo e n Santiago. Las escasas plazas en Concepción, en el hecho, estaban reservadas para los alum- nos que allí tenían sus familias. Analizando esto con poste rioridad , fu e posi- tivo, pues nos permitió vincularnos con elistintos hospitales y su persona l, logrando una mejor adaptació n al medio, tan desconocido como hostil , pero al mismo tiempo conocer a muchos graneles hombres de la Medicina, que 33

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