Huella y presencia (tomo III)

HUEUA Y PRESENCIA 111 público entonces se dio cuenta que debería abandonar su calmada estrategia y también adoptar el enfoque de la escopeta pues de otra manera CELERA ganaría la carrera y solicitaría patentes por gran parte de la información genética humana. El consorcio público había adoptado la política de ir dan- do a conocer toda la información que recogían diariamente, poniéndola en el gran banco de datos (GeneBank) accesible por Internet a todo el mundo. Esto era de gran utilidad a los científicos interesados en localizar genes liga- dos a enfermedades genéticas en las diferentes latitudes. También le fue muy útil para CELERA quien pudo conocer y aprovechar esos datos y todo el trabajo de ordenamiento realizado por la competencia. Los datos obtenidos por CELERA eran restringidos a los que subscribían acuerdos que aceptaban los derechos de propiedad intelectual de esa compañía. A mediados de 1999 parecía que la compañía privada ganaría la carrera, lo que llevó a Clinton y a Blair a ponerse el parche antes de la herida y sacar una declaración conjunta en que sustentaba la importancia de un libre ac- ceso a la información genética de la raza humana. Ya en el año 2000, ambos grupos tenían las máquinas de secuenciación manejadas por robots funcionando a la increíble velocidad de mil letras por segundo las 24 horas del día y se vio que la carrera iba para empate o el fallo fotográfico. Como la dura competencia había generado declaraciones y re- criminaciones de ambos lados, tomó un trabajo diplomático para conse- guir que el 26 de junio del 2000, Craig Venter, presidente de CELERA, y Francis Collins, Director del Instituto del Genoma del NIH, en representa- ción del consorcio público, aparecieron dándose la mano juntos en presen- cia de Clinton en su Conferencia satelital con Blair. Este empate diplomáti- co, sin embargo, no resolvió la rivalidad ya que esta volvió a aparecer en la publicación del análisis del genoma del reciente 12 de febrero. El consorcio publico lo dio a conocer en la revista Nature, editada principalmente en Inglaterra, mientras CELERA publicó su versión a través de Science, el órga- no de la Asociación para el Avance de la Ciencia de Estados Unidos. Esta última revista negoció con Venter para conseguir que la información de CELERA estuviera a disposición de los interesados que debían de todas maneras subscribir un convenio sobre el uso de la información. La revista Science fue criticada por varios destacados científicos por haber aceptado esos términos. Haciendo un balance, podemos concluir que la competencia y el empate final resultó ser beneficioso pues la participación del sector público permi- tió el libre acceso de la información sin restricciones. La dinámica de CELERA, causó que conociéramos el genoma varios años antes de lo presu- puestado y sirvió para que se diseñaran los sofisticados programas y software para permitir el enfoque de escopeta. La presencia del sector privado ha atraído la atención de grandes capitales que ahora se dedicaran a encontrar aplicaciones para el diseño de nuevos medicamentos derivados de la infor- mación recogida. 28

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