Huella y presencia (tomo III)
HUELLA Y l'Rl·~5D/CIA 111 fríos son entre 20 y 35 grados bajo cero. Incrédulos me miran. Les digo: ¿yo les he mentido alguna vez? Yun coro dice: "no, viejito". Continúo contando del frío de esos lados, y para hacer más amena y alegre la conversación, les digo: "allá en Finlandia venden condones de lana, cómo será el frío". Una gran carcajada despidió al difunto amigo. Salimos caminando de allí y otro amigo dice: ¿te acuerdas de mí? Miré bien a la señora de mi amigo y contes- to: creo que nos hemos visto en dos oportunidades; una fue para Navidad del año 1972. "Te pasaste para tener buena memoria"; y agrega: "Mi vieja reza todas las noches por ti viejo. Emocionado le doy las gracias a la señora y la abrazo. La señora algo llorosa me dice "como no voy a rezaf por usted si salvó nuestro matrimonio hace muchos años, ahora somos una familia muy unida y feliz". Le respondo: "siga rezando por mí ya que yo no sé hacerlo". Otro compañero de Talleres me dice: "También mi mujer y mi hija te envían saludos". De golpe recuerdo a una niña ingresando tímidamente a la Escuela Nido de Aguilas en Lo Barnechea, iba tras la vocación artística, y hoy es profesional. AJ caminar por las callejuelas del Cementerio General pensaba: curiosa es la vida, enterramos a un compañero, y en mi vuelven a renacer los recuer- dos. Me veo en el Auditorio Julio Cabello en Navidad del año 1972. Una gran fiesta de los funcionarios con todas las familias, regalos, golosinas, y al final Héctor Pavez (folclorista el cual trabajó años en Publicaciones). Re- cuerdo que me dedicó una cueca chilota y salí a bailar con Patricia Roí, la cual usaba una mini falda, muy mini. La anatomía de Paty y mis saltos y zapateos en ese auditorio vitrificado (inaugurado por SalvadorAllende) hizo historia. Recuerdos que parecía un evangélico tocado por el espíritu. De esa fiesta hay muchos testigos, en particular el DecanoJadresic.Juan Valencia le decíajadra ya que no podía pronunciar ese apellido. Recuerdo que lo ence- rramos en nuestro local gremial y le decíamos "pronunciajadresic y noJadra". Me parece como que fuese hoy cuando pudo pronunciarlo correctamente. Fue una ovación y una fiesta, un logro de este gran luchador social. AJ co- mienzo no funcionábamos bien, eran encontrones muy fuertes que nos dá- bamos, pero al final terminamos siendo grandes amigos, alguien nos apodó como "Sacco y Vancetti". El grito de lucha era: "pulmón, riñón y orina, Fa- cultad de Medicina", saludo a este luchador que en las votaciones me ganó. Ahora él partió a hacerle una huelga a San Pedro, bueno cuando llegue mi turno, lo pasaré a buscar para llevarlo al infierno a hacerle la gran huelga al Diablo. Una de las grandes emociones más hermosas fue visitar la Guardería In- fantil San Vicente de Paul, ese local fue la escuelita primaria que para decir verdad me achacó la paternidad. Recuerdo que fui a conversa1- con el arqui- tecto de la firma Martínez que por muchos años construyó la nueva Escuela de Medicina. Este señor nos construyó ese local de material barato, el Deca- noJadresic consiguió a la profesora en el Ministerio de Educación, y con el decano Litvak fuimos a inaugurarla. El regaló palabras y yo una pintura de 208
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