Huella y presencia (tomo III)
PENSAR EN POSITIVO Por Ana María 1vluñoz L" E 1-ci 'U.,1 l!I, S.-1!.l 'V P ( 1 11x,1 w1; J'l. l'WMU/ su1 v1no , dentro de esta Facultad, donde comencé a trabajar como Oficial de Personal e n el a110 1973, des- pués fui destinada a trabajar e n la Vicerrec toría Norte, en el Pool de secre ta- rias hasta el a110 1976. Cuando por reestruclUración de la Un iversidad, ésta fue eliminada, volví a la Facultad, nuevamen te a la Oficina de Personal, que dirigía en esa é poca la Sra. Mariam Auoni. A e lla d ebo mis conocimientos, ya que con su paciencia y afecto se preocupó de traspasarme su experiencia. Es difícil menciona r a las pe rsonas a quienes uno les profesa afecto, por- que siempre hay alguien que se nos queda e n e l "tin tero", pero no p uedo dejar de recordar a los Dres. Andrés y Alejandro Koppmann Auoni, hij os de Mariam Attoni, a quie nes conocí cuando estudiaban en la primaria e n e l Colegio O'Higgins , si tuado al frente del hospi tal. Cruzaban en las tard es a buscar a su mad re, nunca imaginé que con el pasar de los at'los y por las funciones que desempe110 me correspo nde ría cursar los contratos de traba- jo de estos "peque11os". Escri bir respecto del tiempo que ha transcurrido desde mi ingreso a la Facultad me hace pensar q ue es bueno recordar a las personas que de una u otra mane ra nos marca ron d esde el comienzo; sin embargo, se han a lej ado buscando nuevos caminos y entonces la mirada se vuelve hacia mi grupo ele "viej as" como les digo cari11osamente y que integran la Oficina de Pe rsonal y Sueldos, además ele Militza Meirone y Kauerine San Martín , destacadas co- laboradoras a qui en es conocí recién egresadas ele sus colegios. ¡Qui én sabe si algún día e llas es té n recordando sus inicios junto a mí! Mención especial para mi gran e incondicional amigo Miguel Pé rez. Se dice que la tela buena no desti 11e y a d ecir de Miguel, sigue del mismo color que lo conocí hace 3110S. Si ele algo estoy contenta es comp robar que he pasado m~ís de la mitad de mi vicia en la Facultad y es toy fel iz por habe r tenido la oportunidad de permanecer en e lla. Hay momentos sin eluda para meditar y recordar. Es una lección que suele darnos nuestra propia familia. Ycon toda razón. Es preciso hacer ese alto necesario para agradecer, reconocer y marcar hechos y circunstancias que , de una u otra fo rma, van modelando nuestro camino . Si todo esto se pudie ra graficar ele algún modo; los muros de esta casa universitaria esta- 199
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