Huella y presencia (tomo III)

FUNCIONARIOS DESTACADOS con vidrios polarizados y que tenían conocimiento de cada sede que visitá- bamos, pues se hacían ver. Este temor se manifestó mayormente en el plebiscito de 1988. El proceso nos encontró en la Facultad con una movilización que iba creciendo y si mal no recuerdo, tenía que ver con un tema de las calificaciones. A medida que se acercaba la fecha de este proceso, cundía e l miedo y los rumores se multiplicaban por mil. Analizábamos largamente en e l Consejo de Delegados, la posibilidad de terminar con nuestra movilización, sin em- bargo al final y pese a todos los riesgos involucrados, decidimos continuar en lo que estábamos. No sé' si en el momento fuimos valientes o irresponsa- bles. Afortunadamente, nuestros temores se disiparon con el triunfo del "NO". Como dirigente, que he desarrollado mi labor, principalmente en la Fa- cultad de Medicina, me correspondió vivir etapas bien definidas y afortuna- damente, me las he vivido a plenitud, con todos sus riesgos y e l verdadero placer, de ver a la Universidad viva y dispuesta a seguir entregando su semi- lla de libertad y conocimiento al país. Nunca olvidaremos a la Universidad y la propia Facultad intervenida, con rectores y decanos delegados, con una represión bastante fuerte, espe- cialmente en contra de los estudiantes, que empezaban a reconquistar sus organizaciones tradicionales y a través de ellas, se enfrentaban abiertamen- te a la dictadura. En este período, se empezaron a vislumbrar los liderazgos que posteriormente asumirían importantes responsabilidades en la Univer- sidad y el país. Fue esta una etapa muy dura, con olor a lacrimógena y neu- mático quemado, con los estudiantes levantados y defendiendo con ideas y pedradas la autonomía universitaria....Era la juventud que se abría paso y reconquistaba espacios que históricamente estuvieron reservados para ellos y que el régimen militar se los había quitado. Otra etapa que distingo con nitidez (que por cierto fue un período muy difícil), es aquella en que el Profesor Alejandro Goic, cumplió un papel fundamental y que fue gravitante en la consolidación de la democracia en la Universidad. · Una tercera etapa, es aquella que constituyó el proceso de reestructura- ción de la Facultad. La comunidad tuvo que pagar un alto precio, para pasar de una actitud pasiva y muy relajada, a una etapa de más trabajo y más com- promiso con la Universidad. Más allá de los cuestionamientos que se pue- dan realizar, muchos de ellos legítimos y con los cuales yo también concuer- do, creo que deberíamos unirnos en función de perfeccionar los cambios y en ningún caso volver atrás. El Profesor Rosselot, tuvo la virtud que situado en un escenario en que la Facultad requería urgentes cambios, fue capaz de consolidar un equipo, portadores de ideas y proyectos que decidieron concretar y llevar a la prácti- ca, como el único camino posible, para darle dinamismo nuevamente a su quehacer científico, académico y administrativo. 193

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