Huella y presencia (tomo III)

HLIEI.IA Y l'IU~<;E1' C.IA 111 aspiraciones legítimas, en fin. Por cierto el reconocimiento que en algunas ocasiones fuimos imperfectos y ambiguos; sin embargo con un espíritu de unidad y solidaridad era posible avanzar y ser escuchados. Dentro de las actividades que realizábamos y que no convencían a todo el mundo, me acuerdo de una marcha en defensa de un compañe- ro que había sido detenido, no sabíamos exactamente en qué circuns- tancias. Nelson Flores era un funcionario que se desempeñaba en portería, no estaba inserto en la estructura de dirigentes de la Asociación ni tampoco era delegado de base. Un día cualquiera, corrió el rumor que hab(a sido deteni- do y sin interiorizarnos mayormente de su situación, organizamos una mar- cha al interior de la Facultad y conjuntamente con esto, un grupo de funcio- na1ios se fue a la penitenciaria (allá nos dijeron que estaba), a recabar infor- mación con respecto a Nelson y su detención. La marcha en Medicina aun- que no tan numerosa, resultó ser bastante combativa... Se escuchaba con fuerza el grito ... "Coooompañero Nelson Flores... Presente ... !!! "Cooooompañero Ne!...!!! El fin del cuento es que Nelson efectivamente había sido detenido, pero su detención no tenía nada que ver con lo gre- mial, ni tenía ninguna connotación política, sólo que andaba sin carnet de identidad y en el tiempo que ocurrieron estos hechos, andar sin ella era casi como autocalificarse de terrorista. Nelson fue dejado en libertad y esta mo- vilización, según nosotros, había traspasado los muros universitarios y había logrado la libertad de nuestro compañero. Teníamos ansias de sentir que cada paso logrado era un avance. Al año 1989, ya habíamos alcanzado un crecimiento importante como gremio y éste había trascendido la Facultad, ya que a nivel universitario se había constituido en 1985, la Asociación de Funcionarios de la Universidad de Chile, AFUCH. En marzo de 1989, iniciamos una gran movilización que duró 40 días y alcanzó niveles bastantes críticos, ya que casi al final de la movilización y habiendo estado tomada completamente la Universidad por los funciona- rios, se produjeron desalojos por parte de las fuerzas especiales de carabine- ros, en los Se1-vicios Centrales, Facultad de Arquitectura y Facultad de Cien- cias Químicas y Farmacéuticas de Vicuña Mackenna. El paro en nuestra Facultad había alcanzado una adhesión de casi el 100% de los funcionarios, sólo se habían quedado al margen de esta movili- zación, aquellos que tenían cargos directivos y que naturalmente tenían que estar de parte de la autoridad, aunque muchos de ellos nos hacían saber su respaldo a nuestro movimiento. En el período comprendido entre la constitución de Afuch Central (oc- tubre de 1985) y el gran paro de 1989, los dirigentes de la Universidad y que en general éramos muy nuevos, supimos lo que era sentir el miedo que imponía la CNI, organismo de represión tristemente célebre en nuestro país. En varias ocasiones nos sentimos vigilados, perseguidos por vehículos 192

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