Huella y presencia (tomo III)

HUELLA Y PRESENCIA 111 representara ante el Decano y los diferentes jefes de servicio. En ese esfuer- zo inicial, sólo nos limitábamos a la Facultad y cómo hacer algo por nosotros al interior de ella, pero no pensábamos aún en la constitución de un gran gremio en la Universidad. Las reuniones en procura de este objetivo, las realizábamos en dependencias de la Vicaría de la Solidaridad y en los subte- rráneos de la propia Facultad. Luis Astorga, Luis Escobar, Eric Aburto, Adol- fo Acosta, Juan Panza, entre otros, fueron los compañeros que asumieron valientemente este proceso. En ese momento no era fácil asumir estas ta- reas , ya que el miedo se hacía presente en cada reunión y la desconfianza entre nosotros mismos, de repente también afloraba. Con todo1fuimos cons- truyendo un camino que a la postre, nos ha sido enormemente beneficioso, no por lo que se ha logrado en términos económicos, sino por lo que repre- senta nuestra Asociación, un espacio de libre intercambio de ideas y opinio- nes. El período comprendido entre 1983 y 1988 fue de gran agitación, ya que también a nivel nacional, los trabajadores se habían organizado en el llama- do Comando Nacional de Trabajadores y a través de este organismo, se im- pulsaban grandes protestas en contra del régimen militar, que también nos sirvieron para plantear nuestras reivindicaciones sectoriales, la comunidad en su conjunto, hizo suyo el slogan del "rechazo a la universidad interveni- da". Los estudiantes habían logrado recuperar sus Centros que también es- taban intervenidos y en la Facultad de Medicina, habían hecho retroceder al decano designado, accediendo al cargo, el Profesor Sergio Lecannelier, que también tenía el carácter de designado, aunque tenía el firme propósi- to de que el próximo Decano, fuese elegido por sus pares, en una elección secreta e informada como él lo sustentaba. No obstante esta voluntad, los estudiantes exigían mayor celeridad al proceso. El programa se concretó cuando accedió al Decanato, el Profesor Alejan- dro Goic, elegido democráticamente por sus pares. Paralelamente a estos hechos, nuestra organización se iba consolidando y nos empezamos a plantear nuestras propias reivindicaciones sectoriales. Quiero reconocer que tanto el Profesor Lecannelier, como el propio Profe- sor Goic, nos permitieron crecer como gremio y facilitaron enormemente nuestra labor como dirigentes, para estáblecer una instancia representativa de nuestro estamento. No supimos en ese período, de amenazas ni persecu- ciones por parte de la autoridad. El primer directorio de nuestra organización, fue algo accidentado debi- do a la renuncia voluntaria del Presidente y Secretaria quienes por razones que nos es del caso profundizar, se fueron a radicar a Suecia. Como habíamos quedado acéfalos, convocamos a una asamblea de so- cios que se realizó en el auditorio C-1 donde se resolvió dejarme interinamente en la presidencia, hasta la nueva elección que debería reali- zarse un año después. Desde aquella oportunidad, fui elegido reiteradamente en la Presidencia del gremio Afuch Medicina Norte y hasta agosto de 1998, 190

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