Huella y presencia (tomo III)
MARIAM AITONI ROJAS: NUESTRA MADRE Por Alejandro y Andrés Koppmann Attoni D u11,1Nrn Muc11os ,tÑos "A1,1RJvw,1" no era una palabra encantada ni extraí- da de "Las Mil yuna Noches", durante toda la infancia yadolescencia Markaba era el lugar en donde había nacido nuestro abuelo Abdul, el padre de mi madre. A los catorce años y siguiendo el camino de tantos, Abdul dejo su ciudad natal en el sur del Líbano para embarcarse en busca de su propio futuro. Tras pasar quince años en Argentina, llegó a Chile formando una familia de la cual nacen 6 hijos, uno de ellos nuestra madre Mariam. El apellido origi- nal de mi abuelo es Attue y no Attoni que más bien remite a inexistentes ancestros italianos. Naturalmente los hijos de inmigrantes van teniendo mejor suerte que sus padres y a su vez, van generando las condiciones para que sus propios hijos, nuestra generación, se instalen ya de manera definitiva y estable en la sociedad que los ha acogido. Junto con mi hermano Andrés estamos plena- mente conscientes de este esfuerzo que excede con creces lo que ambos hemos vivido hasta hoy. Tras terminar el colegio mi madre viene a Santiago e ingresa en 1957 a trabajar en la Universidad de Chile (tras un breve paso por la Compañía de Teléfonos). Un poco en broma, un poco en serio y en nuestra condición de estudian- tes de Medicina siempre molestábamos a mi madre por tener conocidos a "puros auditorios" (Dr. Cabello, Dr. Romero, Dr. Alessandri, e tc.). En aquella épocá corría por Independencia el carro N 2 36 y existían her- mosos restos arquitectónicos de la antigua escuela sobrevivientes del incen- dio de 1948. Tras las grandes columnas del frontis y la escala de caracol que permitía acceder al 2 2 piso mi joven madre compaginaba el Watsonjunto a su compa- ñero de Publicaciones Sergio Páez hoy Senador de la República "Yo no me quiero pasar el tiempo aquí, quiero ser un gran político" repetía a diario. El Director de la Escuela de Medicina era el Dr. Benjamín Viel y el Deca- no el Dr. Hernán Alessandri, todos ellos debieron trasladarse al 5 2 piso del Hospital Clínico JJ. Aguirre ya que la escuela comenzaría a ser reconstrui- da. Durante nuestra infancia el 5 2 piso era el lugar natural donde debían estar esas dependencias, el Decano de una Facultad de Medicina tenía su 183
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=