Huella y presencia (tomo III)
HUELLA Y l'IU~<;ENCIA IIJ logra llegar a un corredor para resguardarse de la lluvia; tantas veces el vien- to golpeó las ventanas buscando mi nombre. Un perro ladra a lo lejos, la luna sólo se aprecia por instantes entre las nubes y los árboles, de la cafete- ría vacía se oye el murmullo de anúguas conversaciones, risas que nunca lograron apagarse, miradas que quedaron dentro de los ojos. Era esto la vida: un árbol curvado por el peso del viento, un poco de sol en una mano, ver partir todo como un muelle destruido abandona sus bar- cos, morder el damasco abierto de los labios de una mujer, descansar sobre sus pechos, beber agua -o vino cuando lo haya- y en las murallas de todas las cosas, todo lo que existe: el reflejo de nuestra propia falencia, el hambre de nuestra íntima añoranza. Pasos en las escaleras desiertas de la biblioteca, y bajo ella, rumores de un diálogo indescifrable, un vals de Chopin inte- rrumpido con un rozar de labios, un tocarse de manos anúguas. -Donde han estado, aquí, el lugar es sacr()- pues hay altares para cada pecho, y un pecho para cada mue rte. Yo me despido de todas estas cosas. Estuve cantando tanto tiempo. Os dejo el sol que alumbra las manos de los amantes, la ilusión del estruendo en las organizaciones, la alegría de la tarde que antecede a la tormenta, la sombra que oculta las amadas palabras que nunca más volverán a decirse. VENTURA AMARGA DEL NAUFRAGO QUE AVIZORA LA TIERRA. "Entonces desfallecieron las rodillas y el corazón de Odiseo; y gimiendo, dijo, para su propio magnánimo espíritu: - ¡Triste de mí! Después que Zeus me concedió que viese inesperada tierra, y acabé de surcar este abismo, ningún paraje descubro por donde conseguir salir del turbio mar" HOMHIW - ODISEA, RAPSODIA V. "En torno tuyo no hay más que océano; cierto es que no siempre brama, que a veces su sábana se extiende como si fuera de seda y oro, cual un ensueño de bondad. Pero vendrán horas en que tendrás que confesar que es infinito, y nada hay tan terrible como lo infinito (... ) ¡Desgraciado de ti si te invade la nostalgia de la tierra, como si en ella hubiese más libertad, pues para ti no hay ya tierra!" FRfEDIUCII Nll:.T/.K/-lli - L A GAYA CIENCIA. 172
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